Por Rodrigo Pinto
Lemmy
49% Motherf**ker, 51% Son Of A Bitch
Red General Catalog
“Si algún día tiran una bomba nuclear que acabe con todo Lemmy y las cucarachas sobrevivirán” -un fan-
“Lemmy its like a fucking radioactive cowboy” –¿?-
“Hard Rock Jhonny Cash” -¿?-
Para “la peor banda del mundo” como muchas revistas los consideraban, aquí está el mejor/peor documental del peor hijo de puta: Lemmy Kilmister. Un paseo de tres años que los directores Greg Olliver y Wes Orshoski hicieron junto a la banda (Lemmy, Phil Campbell y Mikkey Dee: "el mejor baterista del mundo") y el Roadcrew que pocas veces varía, y que podemos apreciar en los extras tocando obviamente (We Are) The Roadcrew.
Jack Daniels, Marlboro, botas, sombrero, Speed y muchas chicas a su alrededor. Eso es básicamente Lemmy. “The band as himself” es como lo presenta alguien en un concierto, no recuerdo quien. Pero con mucha razón por que con quien toque, la canción que sea, se escucha su bajo a todo volumen, distorsionado y rasgueado al estilo de una guitarra y eso es el sonido de Motörhead.
La narración no sigue una línea recta. El paso del tiempo no los marca el autobús que siempre va adelante y para alguna ciudad; la banda toca y sigue su ruta. De aquí se van ramificando diversas historias relacionadas directamente al grupo o Lemmy en otras épocas. Entrevistas con varios grandes del rock como Henry Rollins y Dee Snider (Twisted Sister) que no podían faltar. Un Scott Ian (Anthrax) muy gracioso con sus historias, hasta un Lars Ulrich que bueno… es Lars Ulrich o lo que signifique que es ser él.
La balanza entre diálogos y rock n' roll es muy buena y no da tiempo a desear ver una u otra por aburrimiento o saturación. Aparte de contar con más de tres horas de extras para disfrutar cuando uno quiera, tienes la opción de descargar más contenido en línea (www.lemmymovie.com/bonus) si uno lo desea.
Muy buen rockumental que nos lleva muchas veces a beber en el sofá con Lemmy o verlo beber y jugar a las máquinas, mientras se relaja para la siguiente gira en el Rainbow de Los Angeles, o esperar que prepare unas riquísimas patatas grasientas.
Y si eres un "junkie" y aún quieres un poco más, totalmente ajeno a este documental puedes ver: Live Fast, Die Old. Seguro que está en YouTube o en algun lugar de la red.
A verlo. ¡Ellos son Motörhead y salieron a beber!
-¿Quién ganaria en una pelea entre Dios y Lemmy? Preguntaba el personaje de Brendan Fraser a un supuesto productor de música en la película Airheads para ver si era de verdad o un policí en cubierto.
– Dios…(¿?) contesta
– ¡Mal! dice Steve Bucemi
– Lemmy… segundo intento
– Te equivocas imbécil. Es una pregunta con truco, Lemmy es Dios


El encuentro de la melodía con el death metal puede ser algo controversial. Los metaleros más tradicionalistas encuentran especialmente dificil adaptarse a las vocales extra-agresivas, y los puristas del death muchas veces buscan un mayor nivel de muerte y destrucción en la música y las letras que lo nomalmente ofrecido por el heavy metal.
Por alguna razón, We Do Not Care, recuerda a himnos más comerciales de Trivium [Anthem (We Are The Fire)], pero sin los ganchos atrayentes tan bien logrados en esa controversial etapa del conjunto estadounidense. Aún así tiene su momento y no se siente tan fuera del concepto sonoro del LP.


Sin profundizar en la descripción detallada de cada canción que conforma el CD, es de menester señalar que desde el momento en que comienza éste, el oyente se sumerge en un trance que lo transportará por cortes agresivamente escalofriantes, melodías bellas, y ejecuciones impecablemente majestuosas. Una increíble capacidad de crear atmosferas musicales donde están de regreso aquellas intromisiones de géneros diferentes dentro de una misma canción a las que nos acostumbraron en Colors y que no terminan por aburrirnos.


¿Symfonia es Stratovarius 2.0, solo con la aportación de Andre Matos y aliados? Absolutamente no, cada integrante aporta lo suyo para que In Paradisum salga adelante, no solo nos encontramos con el clásico power metal finlandés que registró Timo, sino que también suena mucho a varias bandas alemanes conocidas variando entre temas rápidos y baladas. La voz del vocalista brasileño como siempre brilla en cada estrofa que interpreta y sobresale ante los demás; la producción es super cristalina, muy bien cuidada y lograda por lo cual se disfruta mucho escucharlos tocar.

Es un material que refleja la música del siglo que vivimos, donde los pianos ya son parte del escenario metalero. En el que la pureza se concentra en las letras. No se estanca en el pasado, camina por sí mismo. Aunque por momentos se sienta lento y la escucha tropiece un poco. Porque ya no hay velocidades estratosféricas, como en sus primeros materiales. La rapidez aquí se llama: Infernal Maze, The Game Never Ends y Event Horizon.
“El primer pecado de la humanidad fue la fe; la primera virtud la duda”– Carl Sagan
¿Se les había olvidado que es la brutalidad? El final del disco se acerca y llegan dos de los mejores cortes de este larga duración que ubica a esta agrupación como la
El heavy metal resulta maravilloso, contagioso, otorga un sentido de empoderamiento, de fuerza y de fidelidad a un sonido que se convierte en la banda sonora de la vida de millones de personas. Esa grandeza (y a la vez sencillez), es captada maravillosamente en el cuarto álbum de Dawnbringer, la banda de Chicago liderada por Chris Black, uno de los héroes secretos del metal estadounidense.
So Much For Sleep abre el disco a modo de trailer cinematográfico. Sobre lo que encontraremos ahí dentro, de acuerdo a la declaración anterior, las canciones son el actor principal de esta obra redonda que no cojea, y que se amalgaman perfectamente una con otra sin llegar a ser monótono, aburrido o lineal; por el contrario, canciones como Like An Earthquake, toman las riendas por un camino trepidante y oscilante, que pasa de lo lento a lo rápido y que galopa en un ritmo de bajo muy a la John Paul Jones. Quizá The Devil y Swing Hard sean mejores ejemplos de cómo una canción redonda y bien armada, no necesita ser compleja ni llena de talento desbordado para ser disfrutable y coreable.
Kylesa
Sin embargo, a pesar de que las canciones son fuertes, Spiral Shadow funciona mejor como experiencia completa, de inicio a fin, sin pausas, es como dejar que una bola de nieve se vaya haciendo más grande conforme los temas avanzan y nos vamos inundando en la espesura de lo que Kylesa pretende y logra con este CD.
Los que mencionan que el “heavy metal está de regreso”, no sé en dónde estaban metidos. El heavy metal nunca se ha ido, ni en esos años en que el thrash y el grunge, el geath, el glack y el gótico eran los géneros de moda. Que fuera menos popular es otra cosa. Sin embargo, de unos años para acá se ha notado una fuerte tendencia a que nuevas bandas retomen el sonido y estilo de los 80. El asunto es que unos lo hacen bien y otros no. Lo peor que puede hacer un grupo es copiar a sus héroes pues eso te hace ser simplemente un clon de quinta categoría y una banda sin futuro, o si bien les va, una fama efímera.
manera más discreta. Aquí escucharán por todos lados referentes y lugares comunes de la ola británica (NWOBHM), pero de forma apática: canciones sin un riff poderoso, un coro llamativo, no hay dinamismo, aunque se esfuerzan. Y ciertamente la producción no ayuda en lo más mínimo, de hecho está dispareja. El vocalista/bajista, que responde al apelativo de Possessed, no tiene muy buena voz; el trabajo de guitarras está decente, la batería cumple a duras penas el trabajo. Por todo ello, no es un disco que sea muy necesario conseguir.

Volbeat
Barney Greenway de Napalm Death, en dos tracks bastante buenos, que la verdad hacen destacar al disco, junto con la canción abridora. 7 Shots, el trAck que tiene a Petrozza, es una composición agresiva disfrazada de hillbilly y bluegrass, pero que se extiende hacia una poderosa canción de metal clásico con la intervención del frontman alemán. Y Evelyn, el corte en el que interviene Greenway, podría ser de la época dorada de Napalm Death en la era Lee Dorrian, pero con la voz de Greenway, muy disfrutable.