Acrania : An Uncertain Collision Lee más »
Acrania : An Uncertain Collision Lee más »
Por Manuel Rojas
Gojira
L'Enfant Sauvage
Roadrunner Records
¿Groove metal?, ¿technical metal?, ¿progressive metal?, ¿death metal? Todos y ninguno: esto es Gojira, señores.
L'Enfant Sauvage representa el quinto álbum de larga duración del cuarteto originario de Bayonne, el cual, mediante mucho trabajo, una calidad más que probada, y sobre todo, una enorme dosis de originalidad, ha logrado ubicarse con el paso de los años entre los actos punteros dentro de una escena cada vez más competida y de paso han colocado a Francia dentro del mapa metalero internacional.
Para esta producción (la primera con Roadrunner Records) la banda decidió grabar en la ciudad de Nueva York, contando con la producción conjunta de Joe Duplantier (voz y guitarra) y Josh Wilbur (Lamb Of God), quienes en esta ocasión fueron, en gran medida, grandes responsables del magnífico resultado.
De entrada, debo decir que aquí no hay sorpresas: no hay cambios de estilo, no hay canciones fuera de lugar ni nada que pueda confundir al escucha; este es un álbum 100% Gojira, con todo lo que eso significa. De hecho, el punto en el que se distingue de sus antecesores es que en esta entrega el sonido característico de los franceses se encuentra más desarrollado que nunca, inclusive es difícil encontrar referencias claras a sus influencias, algo que prácticamente todas las bandas actuales denotan al transcurrir tan sólo unos cuantos segundos de escucha.
L'Enfant Sauvage son 52:25 minutos divididos en 11 canciones que nos guían a través de un viaje musical atmosférico e hipnótico que hará que el tiempo se pase volando si uno se deja llevar con el. Ésta no es tanto música para volverse loco, gritar las letras a todo pulmón y masacrar a todo el que se te ponga enfrente en el slam (aunque sin duda también puede hacerse), sino que es más una experiencia artística personal, la cual nos invita a unirnos sensorialmente con la música y perdernos entre los sonidos que emanan de las bocinas.
Las guitarras tienen un sonido muy denso y pesado y al mismo tiempo claro como el agua (punto a favor de la producción aquí), y se encargan de entregar los gigantescos riffs “marca de la casa” que sin duda alguna harán temblar más de un equipo de audio con toda su majestuosidad. Se nota como la dupla conformada por Joe Duplantier y Christian Andreu se encuentra en el punto álgido de su carrera, derrochando técnica y creatividad por los cuatro costados.
Hay slides precisamente colocados en varias de las canciones, los famosos cambios inesperados también se encuentran al por mayor en el álbum, así como el toque melódico, el cual es un poco más protagonista que en entregas anteriores. Pese a esto, se nota como, contrario a lo que ocurre generalmente en el metal, estos instrumentos no están ahí para robarse el protagonismo y liderar todo el disco, sino para servir al verdadero amo de la música: las canciones.
En cuanto al trabajo del bajista Jean-Michael Labadie, debo decir que pasa la prueba con creces, aportando en gran medida al sonido denso, pesado y atmosférico que Gojira imprime a sus creaciones. Aquí se logra replicar el papel que este músico tiene en directo, que es el de aportar grandes dosis de poder y potencia al asunto al mismo tiempo que demuestra estar siempre en sintonía con lo que ocurre con el resto de los instrumentos. Las líneas de bajo en el álbum son todo un monstruo en si mismo, pero un monstruo disciplinado, que sabe cuando es preciso atacar con todo y cuando es momento de reservarse un poco. Labadie sirve de ejemplo para demostrar que su instrumento puede (y debe) ser más explotado y ser más protagonista en el mundo de la música dura, al cual tiene demasiado que aportarle como para simplemente quedarse perdido en la mezcla y servir de mero apoyo para que los guitarristas se luzcan.
Mención aparte para la batería ejecutada por el crack que es Mario Duplantier: es impactante, original, de técnica multifacética, compleja por momentos y siempre sorprendente en el mejor de los sentidos. En L'Enfant Sauvage, Mario demuestra que es uno de los mejores del mundo en su instrumento, sino el mejor; consigue, en estos tiempos donde ya todo para haber sido inventado con anterioridad, sonar fresco y emocionante, al mismo tiempo que, al igual que el resto de sus compañeros, encaja perfecto en lo que la banda y su sonido representan. Su trabajo es fiel a su estilo habitual pero llevado a nuevos niveles, así pues, el doble bombo a velocidades sobrehumanas, el groove (vital para la música de los franceses), los fills altamente inspirados, la variación de tiempos dentro del contexto de una misma canción y ese instinto para saber que tocar y en que momento, todo eso lo tenemos aquí. El percusionista es, sin duda alguna, quien debe llevarse la nota más alta por el excelso trabajo que realiza en este LP. Es un fuera de serie, un virtuoso, así de simple.
En cuanto al departamento vocal se refiere, nos encontramos con lo acostumbrado, un Joe Duplantier haciendo uso de su estilo único, tanto vocal como líricamente.
Respecto a las voces, el frontman demuestra de nueva cuenta su versatilidad, siendo capaz de moverse dentro de diversos estilos sin por eso perder la continuidad ni la coherencia. Aquí no es como en el metalcore, en donde el contraste entre un estilo vocal y otro se acentúa lo más posible, sino que al contrario, los cambios se realizan de una manera por demás natural. Por otra parte, se le nota una leve mejora en su técnica respecto a anteriores producciones, con lo cual logra imprimir aún más emoción a las ya de por sí intensas composiciones.
Líricamente, Joe nos entrega esta vez un trabajo más personal, intimista y reflexivo. Pese a no ser estrictamente un álbum conceptual, en L'Enfant Sauvage reinan las letras introspectivas y existenciales respecto a si mismo y a la condición humana en general. Se nota un intenso trabajo y mucho tiempo dedicado en este aspecto, lo que hace que dichas letras sean difíciles de entender por completo, pero muy fáciles de captar y aún más fáciles de sentir.
Así pues, L'Enfant Sauvage es un trabajo bien logrado, cuyos puntos fuertes son la conjunción de la banda, la profunda emoción que logra transmitir, el groove que éste tiene, y como ya mencioné antes, la soberbia ejecución de batería. En cuanto a puntos negativos, es difícil realmente mencionar algunos cuando se habla de un LP como éste… quizá podría haber durado unos cuantos minutos más, ya que con L'Enfant Sauvage uno queda satisfecho con la escucha, cuando pienso que uno debe de quedarse con ganas de más, como ocurre con los grandes clásicos. Esto y tal vez un pequeño toque de más variedad dentro del propio estilo de la banda habrían hecho de esta una obra casi imposible de superar para los franceses.
Así pues, en general este es un álbum de enorme calidad, en el que la banda trabaja en equipo como la precisa y milimétrica máquina de hacer metal que son. Si te gusta Gojira, definitivamente no serás decepcionado, si no te gusta, aquí definitivamente no empezará a gustarte, y si no los conoces, este, a mi parecer, es el CD más representativo de su sonido, por lo que te recomiendo empezar a explorar su discografía por aquí.
Por Oscar Castro
Lita Ford
Living Like A Runaway
SPV
Lita Ford, la rubia más sexy del rock norteamericano, este año nos deleita con una nueva producción que se titula Living Like A Runaway, haciendo una referencia a sus años juveniles con la súper banda adolescente The Runaways, aunque no teniendo nada que ver en realidad, tan sólo el título y con un sonido mucho más parecido a su era de solista que con la banda que la vio nacer.
El material es un álbum solido cómo cualquiera de los que sacó en los ochenta y con canciones que pueden ser parte de su repertorio de clásicos como Kiss me Deadly e If I Close My Eyes Forever. Entre las más destacadas está Hate, que comienza con una línea de bajo golpeador e invita a mover la cabeza al igual que The Mask, con la que el beat heavy continúa. Living like A Runaway y Asylum, power ballads pegajosas y con buen ritmo de guitarra, son pegajosas desde la primera escuchada. En Love 2 Hate U comparte créditos con una desconocida voz masculina haciéndola también de las más atractivas.
La ferocidad de Living like A Runaway seguramente la sacó después de su divorcio con el vocalista de Nitro, Jim Gillette, demostrando que siempre ha sido poderosa dentro de su faceta en solitario.
Este disco es súper recomendable para cualquier que se digne llamarse fan de Lita y del buen rock ochentero.
Por Gustavo Calette
Ministry
Relapse
AFM Records
Contundente, aplastante, apabullante, rotundo, brutal, bestial, violento, feroz, pesado y rápido, así es Relapse, el nuevo disco de Ministry.
Y no estoy exagerando. Basta escuchar los primeros dos minutos de Ghouuldiggers para darse cuenta que al tío Al Jourgensen le sentaron bien los casi cuatro años de descanso obligados, pues regresó con la maquinaria más afinada que nunca para demostrar que Ministry tiene aún mucho que decir y hacer en esta época del mundo en crisis.
Con tan solo 10 tracks en la edición normal y 11 en la edición limitada (entre los cuales hay un cover a United Forces de SOD y un remix hecho por el mismo Jourgensen), Relapse muestra un viraje en las liricas de la banda, dejando atrás las críticas a George W. Bush y enfocándose ahora en la situación política y económica actual, temática muy afín de su autor.
Desde hace mucho tiempo que Ministry juega en las grandes ligas del metal mundial, sin duda alguna con este disco la banda consolida su posición como maestros en el arte de hacer parecer a un par de guitarras, un bajo y batería (virtual) como una artillería pesada capaz de pasar a máxima velocidad por encima de todo. Si dudan de ello, escuchen el segundo o tercer track (Double Tap y Freefall respectivamente), y confirmarán que en poco más de ocho minutos y medio, Al Jourgensen, Mike Scaccia, Tommy Victor y Tony Campos arrasan con aquello que se les pone enfrente.
El nivel se mantiene en United Forces, revolucionada al 100%; la banda le confiriere a la canción un nuevo toque al más puro estilo Ministry. Hacen un perfecto tributo a los neoyorquinos Stormtoopers Of Death (en este momento es preciso decir que si de brutalizar temas ajenos se trata, Ministry se lleva las palmas, para muestra escuchen Cover Up del 2008).
De gran carga política, la canción más “relajada” y coreable es la que decidieron lanzar en diciembre del 2011 como primer sencillo del disco llamada 99 Percenters. La rola es una especie de puente a lo que podría ser la segunda parte del álbum; canciones un “poco” menos veloces y más rítmicas que los primeros tracks.
Bloodlust, el último tema, tiene un riff que atrapa desde el primer instante, es una invitación con mucha actitud al headbanging. Es el punto final a un disco sencillo, sin grandes pretensiones ni complicaciones técnicas; un redondo que precisamente en su simplicidad tiene uno de sus mayores atributos: metal directo, sin decorados innecesarios, con mucha actitud (aportada en gran medida por las voces de Jourgensen), contestatario y con un claro mensaje: Ministry está de regreso.
Para mí no hace falta escuchar otro disco en lo que resta del año, ya tengo mi favorito; y estoy seguro que sus también.
Para quienes quieran ver el gran regreso de Jourgensen y compañía, pueden acudir al festival de Wacken en Alemania en el próximo mes de agosto, donde actuarán junta a bandas como Scorpions, Machine Head, Napalm Death, D.R.I., entre otros. O si lo prefieren, antes de ese encuentro en tierras teutonas, darán un par de fechas en España.
Por Samuel Segura
Majestic Downfall
The Blood Dance
Chaos Records
Escuché por error de atrás para adelante el nuevo disco de Majestic Downfall. Eso me hizo pensar en aquello de que “se deja lo mejor para el final”. De ocho canciones que son en The Blood Dance, la octava bien podría abrir el disco. Sin embargo, y conforme avanzó, sentí que cualquiera pudo haber iniciado y cualquiera, también, pudo haber cerrado. Eso me hizo pensar en aquello de calificarlo como un “disco redondo”. Es así, pero, y lo agradezco enormemente, este material se aleja de esos lugares comunes. Su camino es otro. Es un paraje desolado, con árboles deshojados a punto de derrumbarse. Así me lo hace imaginar. Porque lo que hace este álbum es crearte imágenes en la mente. Y hacerte sentir desde el primer momento su música, que ya no sabes si es doom a secas o si tiene algún toque mínimo de otro género, como dark metal, o si se encamina hacia el death. No sabes si la herencia es de My Dying Bride, de Sentenced o de Amon Amarth. Pero eso sí, ambas cosas van de la mano: sientes la música, cierras los ojos y ya estás en aquel paraje en donde nadie habita. En el que estás solo tú y el camino. Tú, guiado por el tempo que va despacio al inicio y que a veces acelera, como una turbulencia, como un momento de ira. Tú, totalmente libre y a su vez a merced de lo que la música dicte, de lo que se aparezca de frente, que es impredecible. Tú, escuchando claramente cada palabra pronunciada, piensas, por dos voces o tres, que te hablan como si supieran todo de ti. Pero es un solo hombre, Jacobo Córdova, quien creó toda la música en algún lugar de Querétaro. Eso me hizo pensar en aquello de que la desolación es universal.
Por Samuel Segura
Bereft
Leinchenhaus
The End Records
Waiting Mortuary y Sky Burial son los dos conceptos de los que se nutre este disco. El primero refiere a las construcciones que se hacían con campanas, principalmente en la Alemania del siglo XIX, para detectar el movimiento de los muertos o del muerto que iba a ser enterrado en esos sitios. Las campanas sonarían o no, porque no se tenía certeza de la muerte. El segundo, es una práctica tibetana en la que se disponía al cuerpo muerto a la naturaleza, a los animales. Lo acompaña la idea del renacimiento del alma. Leinchenhaus es, entonces, un álbum que se niega a la idea de la muerte definitiva.
Formada por miembros de Intronaut, Graviton y Abysmal Dawn, Bereft toca "dark, depressing doom” como ellos mismos se han definido. Y no es mentira, sin embargo les queda un poco corta la etiqueta. Hay elementos de stoner, de sludge metal que incrementan la pesadez, la densidad de su música. El tempo es lento, va a pasos largos, despacio. Es viajar a pie un camino lleno de detalles en los que hay que fijarse. En los que solo es posible hacerlo si se viaja de esa forma, no en camión, no en bicicleta, nada que aumente la velocidad de los pasos humanos. Esos que dirigen a los hombres directo al cementerio. Porque algo te has de encontrar si vas caminando: una moneda, una llanta royéndose, una serpiente de cascabel, un oasis en medio del desierto o a la muerte arropando el cadáver de una cucaracha recién pisada. Es sentir en carne propia los acordes melódicos, el bombo-tarola-bombo engrosados por una voz gutural que se apoya de otra que agoniza en alguna parte, durante siete canciones en las que el tiempo es imperceptible, ajeno. Son los armónicos y la línea de bajo los que trazan el camino. Esa carretera que parece infinita y desolada, que es la vida, que es este disco. Y que pareciera no tener final.
Por Samuel Segura
Cydonia
The Sequences Of The New Chaos
Independiente
A Cydonia los han comparado con Fear Factory, Divine Heresy, Meshuggah. No es en vano la comparación. The Sequences Of The New Chaos es la razón principal. En el convergen el metal industrial, el death, el deathcore y, según la propia banda, algunos toques de power. Desde el primer corte (después del intro, A Black Hole In The Sky) Cydonia consigue captar la atención del escucha, y lo hace esperar la siguiente canción hasta haber escuchado los doce tracks. Así transcurren Confront the Silence, Dying in a Dream of Light, My Deep Shadow, con una producción a la altura de sus símiles internacionales.
Si la reproducción fuera aleatoria, difícilmente habría catalogado a Cydonia como una banda joven, independiente, nacional. Habría pensado en otra cosa. Me habría confundido con Soilwork por ejemplo, quienes son influencia de esta banda defeña. Y eso es lo que más agradezco de este álbum: la confusión. Que, más allá del caos que envuelve sus letras, su temática, sea su música la que elimine cualquier etiqueta, aunque sea inevitable la comparación con bandas de fuera. Que es lo que muchas veces buscan los grupos nacionales, que no se les menosprecie, que se les escuche en su justa y real dimensión. Cydonia consigue eso. Acaso el disco presenta una falla, quizá una contradicción: pasada la pista 6, se vuelve un tanto repetitivo, monótono. Se disfruta y se sufre al mismo tiempo. Se espera a que termine pronto para quitarlo del reproductor y volver a oír las primeras canciones, aquellas que golpearon fuerte en los oídos, las que ofrecen todo desde un principio.
Por Alfredo J. Huerta (Metal Gods MX)
Epica
Requiem For The Indifferent
Nuclear Blast Records
Epica regresó este 2012 con su quinto álbum de estudio producido por Sascha Paeth, el cual presenta cosas muy buenas.
Para muchos su disco anterior Design Your Universe, es el mejor que han grabado, por lo que este nuevo material era esperado con ansias por todos sus seguidores.
Requiem For The Indifferent arranca con Karma, una intro orquestal que nos prepara para el que puede ser el mejor tema del disco, Monopoly On Truth con buenos riffs, una batería rápida y el juego de voces característico entre Simone Simons y Mark Jansen. Storm The Sorrow es un track que ya se conocía, el cual no es malo, pero sin duda no es el referente del material.
Delirium es una muy buena balada en donde Simone se luce y que gracias al solo de Isaac Delahaye la canción se recordara durante un buen tiempo. Internal Warfare es una de las composiciones más fuertes, con buen ritmo y un toque progresivo. Requiem For The Indifferent es de lo mejor de este trabajo, cuenta con los clásicos coros, partes guturales y riffs que tendrás en la cabeza durante mucho tiempo. De lo más sobresaliente del álbum.
Anima sirve como una introducción instrumental para Guilty Demeanor, tema de corta duración en donde se ve el sello característico de la banda. Deep Water Horizon va de menos a más, comienza lenta y puedo decir que hasta un poco aburrida, pero gracias al ingenio de Mark esta se va levantando considerablemente y muestra la madurez de Epica.
Stay The Course junto a Deter The Tyrant, mantienen la línea del grupo: buenos coros combinados con la voz de Simone y una base rítmica y sólida. Ambas son buenas pero les falta poder para convertirse en clásicos.
Avalanche es un tema difícil el cual debes escuchar varias veces para poder digerirlo ya que los cambios de ritmo están muy marcados. Al comienzo puede parecer una balada pero poco a poco va creciendo de forma dinámica gracias a la gran cantidad de detalles instrumentales que tiene. Serenade Of Self-Destruction es la canción más larga, la cual es completamente instrumental y perfecta para cerrar el LP.
Sin duda Requiem For The Indifferent es un buen álbum, pero no el mejor de la banda. Simone no se arriesga vocalmente y deja mucho que desear en varios tracks. Esperemos que Epica no caiga en la monotonía y se aventure un poco más en sus siguientes discos.
Por Javier "Show" Villalpando
Pallbearer
Sorrow And Extinction
Profound Lore Records
De ser posible, al mirar a los ojos a una obra como Sorrow And Extinction, experimentemos sentimientos que creíamos haber tenido escondidos, que se revelen verdades sobre nosotros que ni siquiera conocíamos, sentir lo que es ver al espejo de la verdad que nos mostrará lo más débil de nuestro de ser, lo más sensible, lo imaginativo y dibuje un paisaje solitario detrás de nuestro reflejo. Un álbum no tiene ojos, no se le puede mirar, pero se puede comprender, abordar desde distintos ángulos, se le puede pretender analizar; pero al final, sólo lo vamos a sentir y de eso se trata el arte.
Pallbearer significa en castellano “el que porta una cortina de humo” o “el que porta un paño mortuorio”, cualquier significado literal que elijamos nos habla del tipo de banda que escucharemos. Si le sumamos el significado del título del álbum –Dolor y Extinción- se hace evidente que se trata de una banda de doom. En estos días doom es un término acuñado a bandas tan diferentes entre sí –Sleep y Mournful Congregation / Electric Wizard y Type O Negative, etc.- lo que las hace tener algo en común es la profundidad y repetición de sus riffs, los ritmos medios a lentos, y la temática de sus letras. Pallbearer configura una especie de doom en base a elementos que conocemos pero hecho de una manera distinta y especial.
En el contexto del doom hecho en Estados Unidos en los últimos años por bandas como Yob, Indian o Dark Castle, Pallbearer se distingue por la calidad de su ejecución más clásica y limpia, sin buscar la brutalidad o la repetición sin sentido, agregando guitarras acústicas y teclados muy sutiles que le dan ambiente y más profundidad a su música.
En el 2011, dos de los álbumes que consideré más fascinantes en el género, fueron el emotivo The Inside Room de 40 Watt Sun y la colección de hermosas marchas fúnebres en el Despond de Loss, si juntáramos los elementos claves de ambos tendríamos algo similar a Sorrow And Extinction. En cinco canciones, que casi alcanzan los 50 minutos, los de Little Rock, Arkansas (Estados Unidos) hacen lucir sus dotes musicales de manera magistral. Hay tres elementos claves (musicalmente hablando) del álbum: 1- La voz de Brett Campbell, que tiene la flexibilidad de ir ondeando entre un joven Ozzy Osbourne hasta llegar a un atormentado Mike Scheidt de Yob, sin perder su identidad. En la mezcla del disco, la voz parece estar un poco baja en referencia a las guitarras, pero eso no hace que se pierda la calidad vocal y de verdadero canto que tiene Campbell. 2- La ejecución de la batería, en especial de los platillos, y en especial del ride que se convierte en el director de orquesta absoluto de esta obra, es magistral, digno de admirarse y sorprenderse. 3- las guitarras que modo de la gestalt, van siempre sumando y construyendo una torre sólida particular donde la pesadez y brutalidad de los riffs parecen construir un rumbo de la historia, pero al sumarse con la voz, la historia toma giros inesperados y bastante emocionantes.
La ejecución en el disco no tiene falla, la producción es excelente y el talento es muy evidente. Pero la grandeza de esta banda está en como supieron encontrar el balance perfecto entre ejecución y emoción, en donde si nos dedicamos a sólo oir y no escuchar, aún estaríamos sumergidos en la historia que nos quieren contar. Como mencionaba con anterioridad, The Inside Room contiene una dosis de sentimiento y soledad muy inmediato, las letras ahí plasmadas son historias comunes en primera persona que pueden, fácilmente, encontrar a quien se identifique con ellas. Aquí las cosas y los temas son más ambiguos, menos relacionados al ser, pero que lo afectan categóricamente, ya que cualquiera que sea el tema, la manera de ser –apasionadamente- ejecutado lo hace inmediatamente emocional. No hay manera de resistirse a la manera en que nos van llevando de la mano, a no quedar encantados con la voz y el tono de la voz, a no vernos rodeados por toda la amargura de esos dolorosos riffs. Éste es un LP tan bien ejecutado que va directo a los sentimientos más profundos, mismos que como escuchas decidiremos cuáles.
Ese espejo de la verdad va esclareciendo el reflejo conforme avanzan los cinco temas, en donde cada uno va tomándonos de la mano a abrir cada vez más los ojos y querer descifrar que es eso que está frente a nosotros. No hay momento débil aquí, no hay momento en que no se interactúe con la música, donde no sólo escuchamos a la banda sino a nosotros mismos. Éste es un álbum clásico hecho hoy, que merece estar mañana allá arriba junto a los favoritos del género y del tiempo; y pensar que éste es sólo un álbum debut, hace aún más esperanzador el panorama… del metal y de nosotros.
Por Javier "Show" Villalpando
Drudkh
Eternal Turn Of The Wheel
Season Of Mist
Drudkh es ya toda una institución en el black metal; desde el 2003 esta banda proveniente de Ucrania se ha ido abriendo paso con grandes álbumes muy bien producidos. Aún con todo esto, la agrupación ha sabido pasar desapercibida y no ser lo suficientemente apreciada, tanto en cantidad como en calidad, pero eso no les quita grandeza, por el contrario, les añade mística.
Del 2003 al 2006, se mantuvieron activos creando casi un álbum por año, de los cuales casi todos son unas verdaderas piezas musicales que engloban todo lo que es el black metal de la segunda ola y lo que representa este sonido de Europa del Este. Incluso, Thurios, su cantante, se ha ganado el mote del “Varg Vikerness de Europa del Este,” gracias a sus inclinaciones políticas y modo extremista de pensar.
Puntos muy altos, y a la vez, referentes para comparar el trabajo futuro de la banda, son sus álbumes Autumn Aurora del 2004 y Microcosmos del 2009. En el primero lograron canalizar brutalidad con pasajes atmosféricos y claustrofóbicos, con los que se acuñaron de manera más práctica de un estilo propio. En Microcosmos alcanzaron una calidad más palpable a nivel musical y a nivel de composición, la calidad y temática de las letras los puso como referencia obligada de un nuevo metal con tintes folk. Después de ese material llegó Handful of Stars del 2010, en donde la experimentación se hizo más presente, donde los prefijos como “post” o “ambient” les pudieran ser adjudicados fácilmente; en general fue un buen disco pero que los separó de lo que sus primeros tres álbumes fueron, de ese black metal oscuro, puro y espiritual.
Con todo este preámbulo, llega en 2012 su nuevo material en donde ya amenazaban con volver a una forma más cruda y básica de ejecutar su arte. En Eternal Turn Of The Wheel, Drudkh sí logra ese volver a las raíces y a realizar una forma más elemental de hacer black metal, sin embargo, nadie se hace más joven ni vuelve a nacer, la vida misma te va llenando de años y sabiduría y por más que queramos regresar o retomar, nunca vuelve a ser lo mismo. Con esto no digo que el disco sea malo o que no hayan logrado su cometido, por el contrario, sí lo logran, retoman muy bien sus raíces pero desde la madurez y momento histórico en el que están, con el aprendizaje de haber hecho otro tipo de LPs durante los últimos cinco años. El disco es una obra redonda, tanto que retoma la manera de hacer música de su pasado y se erige como el mejor en los últimos años.
Eternal Turn Of The Wheel consta de cinco tracks, de los cuales el primero es una intro con sonidos ambientales de un bosque, aderezados con una guitarra acústica, para servir de antesala y desatar furia y poder con Breath Of Cold Black Soil, una canción de casi 10 minutos que desde su inicio pone en orden y deja en claro cual será la forma de este álbum. La mayor riqueza con que cuenta esta canción es con los riffs y los cambios de tiempo que estos mismos proponen; de repente suenan hasta con tintes "Motörheadescos" pero ambientados por la tundra Ucraniana a -23 grados C. Los temas de naturaleza siguen ahí, que es donde varias bandas folk toman su mayor inspiración, donde se revela su espiritualidad y se comprende ese sentimiento de adoración a algo mayor que ellos mismos, donde se entretejen sentimientos con sonidos creando así toda una experiencia.