Por Miguel Ángel Palafox
Suicidal Angels
Sanctify The Darkness
Nuclear Blast Records
A pesar de que la escena del thrash metal nunca desapareció, las bandas originarias de este movimiento siguieron sacando material; mi percepción es que por varios años el panorama del estilo careció de adeptos de nuevas generaciones que se decidieran por este sub género.
Afortunadamente Suicidal Angels, provenientes de Grecia, es una de las agrupaciones que prueba que el género está de regreso o que vuelve a estar en la mira de la prensa y de los melómanos, como se le quiera ver.
Sanctify The Darkness, editado por Nuclear Blast, marca el segundo larga duración de los formados en 2001, en la ciudad de Atenas.
Queda claro que durante sus años mozos, estos griegos le dedicaron mucho tiempo a los discos de Slayer y Sodom, lo cual junto con alguna otra influencia de bandas de death metal, marca la pauta para su sonido.
Aunque este no es único ni original, se les agradece la extraordinaria manera de ejecutarlo pues nos recuerda como un género se puede reinterpretar. Suicidal Angels no busca llevar el sonido hacia nuevos horizontes, si no demostrar que la vieja escuela del thrash y de toque agresivo, está de vuelta.
La temática de las canciones hace alusión a la rebelión y crítica contra las creencias judeo cristianas y sus instituciones. Esto no es nada nuevo para el conjunto, que desde sus primeros demos se inclinó por esto.
La producción está muy bien lograda, resalta la energía en la ejecución de las guitarras con el poderoso retiemble de la batería, así como el acento del vocalista, que les da un toque especial.
Del arte del CD solo se puede rescatar la portada, que tiene muy buena calidad en la ilustración y en su colorimetría, la cual estuvo a cargo del talentoso Kristian Wahlin, quien es miembro de bandas como Grotesque y Liers in Wait, responsable del rubro en discos de At The Gates, Bathory, Dismember y King Diamond entre muchas otras. Donde Suicidal Angels falla es en el resto del arte, tanto en las fotos tan clichés como en lo pobre de utilizar partes de la portada, con muy baja resolución por cierto, para adornar el fondo de la letra de las canciones. Jalón de orejas para Nuclear Blast que no puede achacar estas fallas a la economía global, pues es el arte y el diseño de un redondo uno de los incentivos para los que optan seguir comprando LPs y no robarlos de la red.
Como bien decía, el sonido de Suicidal Angels tiene mucho poder y es contagioso, con una producción muy bien lograda. Pero si tan solo este conjunto helénico se esforzara por imprimir un poco de originalidad a su música en álbumes por venir, seguramente los llevaría a consolidarse como una de las bandas de thrash a seguir en años venideros. Talento tienen, habrá que esperar su siguiente producción para ver hacia donde navegan musicalmente.
Un álbum donde emana el olor de la década de los 80, con muy buen sonido que entretiene, sobre todo si se comparte el sentimiento anti cristiano que pregonan estos ángeles suicidas.
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