Por Pablo Barrios
Dimmu Borgir
Abrahadabra
Nuclear Blast Records

Dimmu Borgir ha vuelto con toda su parafernalia black metalera y muchas novedades de por medio, a la vez de más de lo mismo. Abrahadabra ha visto la luz después de tantos problemas en el seno de la agrupación durante el último año, lo cual se ve reflejado en el producto final.
Sin algunas de sus rocas fundamentales como lo fueron ICS Vortex y Mustis, oficialmente ahora tan solo un trío con músicos invitados, la banda noruega perdió gran parte de su identidad donde las orquestaciones clásicas y melodías vocales han quedado casi relegadas a la inexistencia, dejando de lado una de las partes clave de su ya conocida marca registrada que tienen en el género.
Incorporando a músicos de sesión como Snowy Shaw en bajo (Therion) y Agnete Maria Kjølsrud en voces, son una de las sorpresas que ha dividido las aguas en los seguidores, ya que con su single Gateways (ver video) han entrado en un territorio desconocido dando señales de una situación diferente a las últimas entregas de la banda. Abrahadabra no está tan alejado de su sonido característico, sino que siguieron por un recorrido bastante familiar sin arriesgar mucho, apostando a lo seguro, sin grandes cambios.
Su trilogía más famosa: Enthrone Darkness Triumphant, Spiritual Black Dimensions y Puritanical Euphoric Misanthropia, quedó en el pasado, siendo su pico de creatividad y ahora decayendo en sus siguientes lanzamientos. Esta vez no es la excepción. Con esta entrega a pesar de ser mucho mejor que In Sorte Diaboli, no alcanza su máximo potencial como debería ser.
Con una producción bastante envidiable y una orquesta a su disposición, cada músico invitado cumple sobriamente su función mientras que Dimmu Borgir comienza a develar el gran misterio de Abrahadabra con Xibir, una de las introducciones más larga de toda su discografía; de a poco va formando un crescendo para cargar con toda la potencia en Born Treacherous, con la particularidad de poseer un sonido en las guitarras más fiel al estilo del black metal, salvo por el sencillo Gateways donde se deja ver que fue compuesto especialmente como propuesta para lanzar un single.
En términos generales, la primera parte es mucho más fuerte y memorable que la complementaria, entrando a un territorio más que conocido en el segundo acto a partir del tema Ritualist, donde se empieza a decaer con pasajes de Death Cult Armageddon. De principio a fin parece que todo se resume a una cuestión de principios como lo expresan en la canción Renewal, hay renovación, hay aire fresco en cada tema pero falta algo, el rompecabezas no está completo sin sus anteriores integrantes y eso se refleja en la nueva imagen de los noruegos donde el blanco es el nuevo negro.
Endings And Continuations, A Jewel Traced Through Coal y The Demiurge Molecule, al final son temas forzados que pudieron haber sido trabajados de otra forma haciendo tedioso terminar de escuchar toda la obra, y aunque hay perlas como el cover Perfect Strangers de Deep Purple, no es suficiente para dejar algunas preguntas en el aire. Esta vez la música no pudo hablar por ellos. ¿Recomendable? Sí. ¿Espectacular? No.
La gran apuesta de este nuevo trabajo es sin duda la canción con el mismo nombre del combo nórdico Dimmu Borgir, sonando bombástico y a toda orquesta, es tratado como un himno donde se le escuche, cayendo en unas liricas previsibles pero sin dejar de sonar potente en cada estrofa cantada por Shagrath; se trata de llevar el fuego y la bandera de la agrupación bien en alto después de algunos golpes en el camino.
Dimmu Borgir ha dejado sus cartas sobre la mesa nuevamente y esta vez lo hicieron de forma segura dado todos sus problemas internos. Han entregado un material fuerte pero no lo suficiente como para ser recordado dentro de su extensa discografía. Abrahadabra no es una vuelta a sus trabajos más complejos, es tan solo un paso más a un futuro álbum probando a sus seguidores que funciona y que no. Para los noruegos es un momento crucial para decidir si van a seguir haciendo lo mismo por siempre, o van a volver a correr riesgos más grandes a partir de ahora. Sólo el tiempo lo dirá.

Nevermore
Machine, aún le falta la visión de Sneap. Según
Anathema
Como una fuerza natural arrolladora, hay canciones como A Simple Mistake que resume todo lo que son capaces de hacer y lo demuestran sin timidez y a gran escala. De un momento a otro, de la belleza y la sutileza, hasta llegar a la agresión para pasar a la emoción constante y luego al final dejándote con sensaciones para meditar, la mayor virtud es como está compuesta la parte orquestal y de ambientación. En todo el disco sobresalen los teclados de Les Smith, sobre todo hacia el climax de la obra como lo escuchamos en Universal; pero el mayor mérito se lo lleva Daniel Cavanagh donde sus composiciones son elementos fundamentales para que Anathema sea lo que es. Desde Thin Air, se sabe que estamos ante un trabajo especial por su dinamismo; nos encontramos con baladas como Dreaming Light o fuertes aportes como Summernight Horizon, las cuales embellecen la obra y cuyo balance se equilibra en sorpresas como Energy y Presence.


Prácticamente, el black metal se ha convertido en un género por sí mismo, y la diversidad de bandas que existen ya no suenan a lo mismo, como sucedía hace veinte años; si bien el escucha promedio ya no sabe qué esperar, ni si en el futuro se escucharán fusiones con marimba y güiro —si no es que ya existen—, lo cierto es que hoy en día las bandas que defienden esta bandera están logrando darle mayor credibilidad y difusión a un estilo que fue tremendamente condenado en sus inicios y que hoy vive un gran momento, aunque, como todo, nunca faltarán oportunistas que se cuelguen la etiqueta porque está de moda —a ellos sí se los llevará el diablo—. Pero mientras existan bandas como Borknagar, que expresen musicalmente una filosofía inteligente y lúcida, el negro universo seguirá girando.
Para hablar de
Taste The Sin es un gran esfuerzo que le comienza a dar verdadera forma a una banda que ha sudado mucho y bebido mucha cerveza para crear este metal macho, lleno de adrenalina y poder, y que además es bastante divertido y pegajoso. El álbum arranca de gran manera con Embrace The Madness, una canción que parte justo donde se quedaron en Passage Through Purgatory, su anterior producción, y que al inicio no parece sorprender, pero en la parte media toma forma con un ritmo rock boogie que te hace mover el pie al ritmo del tema. Grandes tracks llegan con Red Eyes, Black Skies y Twist The Knife, en donde la anterior mencionada comparación con Kylesa es evidente, pero añadiendo una voz más intensa muy al modo Baroness. El mejor momento, en mi opinión, llega a cargo de Unleash The Wrath, una pieza instrumental, en donde literalmente desatan una furia rítmica, en donde voz, bajo y guitarra marcan una sincronía perfecta para ir cambiando ritmos, acelerar y eventualmente, estallar en una gran canción de rock pesado.

Otro aspecto a resaltar son los títulos de las canciones de After, que nos describen la geografía del mundo personal de Ihsahn: las tierras yermas, los lagos congelados de Marte o el mar negro del Cielo, simbolizan de manera lírica los terrenos que este músico se ha empeñado en explorar, sin perder por ello el contacto con suelo firme; para terminar, independientemente de la sólida consistencia de After como obra integral, debe destacarse la inclusión de Undercurrent, no sólo la mejor pieza del álbum, sino por mucho, una de las mejores canciones del año en la industria discográfica. Sus diez minutos constituyen en sí mismos una obra por todo derecho, con tintes progresivos, la incursión de un saxofón magistral y riffs de guitarra memorables. Felicidades y gracias a Ihsahn. Que Satán lo tenga en su gloria.
Debo admitir que
El tema que da título al álbum, es un corte distinto, es instrumental, lo cual me parece una maravilla, es una composición admirable en donde se atan perfectamente los conceptos que hablan sobre la luz y sus restricciones, acá la ausencia de letra, la carencia de la “canción” en sí, es la que los dista de esas leyes e impedimentos naturales que el metal en sí plantea. Total Funeral es el track característico de Watain en donde el Black N’ Roll se hace presente, con un ritmo digno de Motörhead, y con densas atmósferas creadas por la voz de Eric Danielsson y un trepidante sentimiento de poder que acelera el pulso de las venas.
A pesar de que la escena del thrash metal nunca desapareció, las bandas originarias de este movimiento siguieron sacando material; mi percepción es que por varios años el panorama del estilo careció de adeptos de nuevas generaciones que se decidieran por este sub género.
Del arte del CD solo se puede rescatar la portada, que tiene muy buena calidad en la ilustración y en su colorimetría, la cual estuvo a cargo del talentoso Kristian Wahlin, quien es miembro de bandas como Grotesque y Liers in Wait, responsable del rubro en discos de At The Gates, Bathory, Dismember y King Diamond entre muchas otras. Donde Suicidal Angels falla es en el resto del arte, tanto en las fotos tan clichés como en lo pobre de utilizar partes de la portada, con muy baja resolución por cierto, para adornar el fondo de la letra de las canciones. Jalón de orejas para Nuclear Blast que no puede achacar estas fallas a la economía global, pues es el arte y el diseño de un redondo uno de los incentivos para los que optan seguir comprando LPs y no robarlos de la red.

Mientras que Axl Rose se mantenía silenciosamente en su mansión durante muchos años, derrochando millones de dólares para editar Chinese Democracy, los otros ex-integrantes de Guns 'N Roses editaban discos solistas y se mantuvieron activos con proyectos paralelos en otras agrupaciones durante los 90 y gran parte del nuevo milenio, algunos con mucha suerte y otros no tanto como es el caso de Gilby Clark, pero quien más tuvo repercusión y éxito comercial por la variedad y composición de excelentes canciones, fue
Aunque haya puntos flojos como lo es Gotten con el frontman de Maroon 5, Slash trata de mantener el espíritu del rock en alto con Chris Cornell de Soundgarden, Miles Kennedy de Alter Bridge, sus ex-compañeros, Izzy Istradlin y Duff McKagan, así como la leyenda viva: Iggy Pop.
