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Enthroned – Pentagrammaton

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Por Antonymous Ayala

Enthroned
Pentagrammaton

Regain Records

El satanismo y ocultismo del black metal siguen siendo abanderados por las hordas bélgas de Enthroned, quienes con la edición de Pentagrammaton, alcanzan el octavo larga duración de su carrera iniciada en 1993.

Como se conoce, Sabathan, el último integrante original abandonó la banda hace un par de años, quedando liderados por el veterano Nornagest quien asumió las riendas de la banda desde el disco Tetra Karcist (2007) y resulta que es primo de Cronos, vocalista de Venom, así que el linaje diabólico está asegurado.

Continúa la influencia cabalística de su diseño, mejoraron infernalmente en la calidad de su producción, demostrando que el mantenerse fieles a la crudeza del género, no es impedimento para invertir en una grabación profesional.


En su conjunto, la obra resulta agresiva, como ser mutilado a punta de hachazos, sin mesura, cada rola se asienta de modo brutal. Por cada integrante son escasos los acompañamientos vocales de Phorgath mientras sostiene el bajo, por lo que la maestría le toca a Nerath Daemon en la guitarra líder y los teclados, con el soporte de la batería y la presentación de Garghuf (Unlocked, Gorgoroth, God Seed) a su cargo.

No existe ningún solo en todo el álbum, así que se puede imaginar la serie de madrazos que componen cada pieza, entre escalas y rasgueos a modo de batalla campal.

El eslabón débil del disco es el intro atmosférico, un preámbulo común, que se parte con The Vitalized Shell, y la distorsión de tono agudo abre para dejar que la caballería infernal de todos los instrumentos, devoren con su presencia. Nornagest dirige la destrucción. Black metal puro reforzado con los teclados mínimos necesarios para impregnar el ambiente de una neblina demoníaca sin llegar a la majestuosidad orquestal que se destacó en su anterior entrega. Culmina con una oración a secas: Amen.

La caña despiadada de las guitarras continúa con Rion Riorrim, seguida por un respiro efímero, con arranque lento y descenso en la velocidad del acompañamiento por tan solo un minuto: Ornament of Grace, de las mejores composiciones.

Otras piezas que sorprenden por rescatar las raíces más crudas del black metal, con esa agresividad interrumpida por un coro piadoso como en Magnvs Princeps Leopardi,o la contundencia devastadora en N ehas´t y The Essential Chaos.

La rola que da nombre al nuevo álbum, Pentagrammaton, podría parecer la menos impresionante por su conjugación excesiva de riffs; sin embargo, expide una maldad particular muy distinta al resto del material, demostrando la capacidad creativa de los europeos que repiten esa destreza con genial y extenso corte de Unconscious Minds.

El intermezzo, otro elemento común del género, se da a través de la atmósfera instrumental Ad Te Clammamvs Exsvles Morvua Liberi, y el cierre centellante, corresponde a la agresiva Behemiron, similar a una tormenta impredecible.

Si eres ferviente seguidor del black, no saldrás decepcionado, el material es una muestra de lo puro que puede conservarse este género, a pesar de las tendencias experimentales de muchas otras bandas contemporáneas.

Enthroned ya ha sido confirmado para encabezar el cartel del Black Winter Fest para el mes de diciembre en el Distrito Federal, junto con otros sacerdotes del género extremo: Shining, Taake y Den Saakaldte.

Trident – World Destruction

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Por Antonymous Ayala

Trident
World Destruction

Regain Records

Escuchar a un exponente de metal procedente de Suecia es cotidiano; sin embargo exportar una banda de primer nivel no resulta sencillo. En esta ocasión lo intenta Trident con su álbum debut, World Destruction.

La agrupación está conformada por miembros con amplia experiencia en bandas legendarias. El frontman es el guitarrista Johan Norman (Soulreaper, Dissection, Decameron) quien para crear esta prometedora máquina de guerra, se unió a Tobias Sidegård, enfermo vocalista quien estuvo en gira con Therion durante los días del Theli (1996) y prestó sus fauces en toda la discografía de Necrophobic, excepto su álbum debut. De esta banda sueca, viene el bajista Alex Friberg. La guitarra líder corresponde al hasta ahora desconocido Ewo Solvelius, quien por cierto, resultó ser un increíble genio para componer riffs que combina la contundencia del death sueco con algunos destellos de black metal crudo. Por si estas referencias fueran pocas, en la grabación intervinieron como ingenieros de sonido Andy La Rocque (King Diamond) y Nico Elgstrand (Entombed).

La decena de piezas logran una estructura armónica en su conjunto. Desde la introducción con The Trident se genera una ansiedad por conocer el sonido creado por músicos con el historial de los integrantes y los genios de la grabación.

Del álbum se aprecian dos estilos muy bien definidos, por un lado el extremo pesado de Jaws of Satan (Spawns of Hell), Stockholm Bloodbath y World Destruction, soportadas con una batería centellante de Jonas Blom (Grief of Emerald), todo un espanto con riffs poderosos e infernales, expulsando rabia e inclemencia a través de una tormenta de ‘blast beat’, acompañados por guitarras punzantes que abren el apetito. De inicio contundente, veloz, preciso e impecable. Estas rolas están esparcidas a lo largo del tracklist, para mantener la versatilidad de la propuesta que por momentos me recuerda al épico Riders of the Apocalypse (2004) de su compatriotas Demonoid.

La interpretación más técnica es el otro extremo de Trident, velocidad trepidante, sin misericordia, con un coro pegadizo que se repite en Nemesis. Junto con este corte, también aparecen Black Velvet Wings y Slaves to Anguish, toda una suculenta muestra del death metal europeo, la ejecución es fina y rítmica: coño, sueco hasta la madre.

Luciferian Call es la pieza que tal vez suene más técnica, sin por ello creer que se reduce el vigor del álbum, de hecho, su enlace resulta perfecto con las rolas anteriores, seguida por Blackened Souls una de las canciones más breves del álbum, en donde se puede redescubrir la calidad para componer una pieza instrumental con la marca del metal sellada a fuego. El cierre de World Destruction le corresponde a Mephisto con su comienzo acústico que deriva en una balada instrumental en donde se destaca el impresionante solo en manos de Solvelius.

Álbum debut, que cumple cabalmente como propuesta del explotado death metal sueco, pero con rostro personal que lo hará distinguirse de las hordas escandinavas. La destrucción mundial que ofrece Trident desde la Europa del Norte no dudará en desbaratar a los escuchas de esta parte del mundo, como se refleja en el diseño apocalíptico de la portada, a cargo del talentoso artista brasileño Marcelo Vasco (Belphegor, Ov Hell).

Rotting Christ – Aealo

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Por Antonymous Ayala

Rotting Christ
Aealo

Season Of Mist

Grecia tiene historia. Rotting Christ, su máximo exponente de música extrema, también. La banda lidereada por Sakis Tolis edita su décimo larga duración titulado Aealo, luego de 20 años en la escena mundial y eso, como el pasado de su país natal, conlleva un gran peso y una gran responsabilidad.
Es indiscutible que las bandas deben dictarse a sí mismas sus propias exigencias, no basarse en la opinión pública, las críticas, modas o imposiciones de las compañías para dirigir el enfoque de un disco. ¿Cómo saber lo que sucedió con Rotting Christ? Su historia muestra una evolución que se origina desde lo más radical del grindcore, pasando por el black metal y puliéndose hasta el gótico y ahora, tal vez folk.

La canción que abre el LP, lleva el mismo título de la obra, inicia con los coros despiadados a cargo de Pliades y el característico rasgueo de las guitarras, puntual y donde predominan los piquetes agudos, agresividad que se extiende en Eon Aeanaos junto con Thou Art Lord, que continúan el ritmo acelerado y más heavy del álbum, siguiendo la contundente batería, incorporando instrumentos de viento que contrastan con el riff sesgado de la rola, voces de tonos casi limpios, con mayor distancia del black metal, y que se desdoblan en solos melódicos sorprendentes.

Otra de las piezas destacables es Santa Muerte, con un ambiente diabólico y desafiante, que a pesar de los coros ritualistas que acompañan su desarrollo, es una salvajada en cuanto a ritmo incansable.

Demonon Vrosis, Noctis Era, y Pir Threontai, esta última con los coros de Alan A. Nemtheanga, vocalista de Primordial, son las composiciones más versátiles, de complejas estructuras unidas genialmente, una conjugación de coros casi litúrgicos, pasajes lentos y secciones machacantes con solos inteligentes, producto de la experiencia acumulada desde 1987.

En esta nueva propuesta, claramente demuestran tendencia tribales y étnicas como en Dub-Sag-Ta-Ke, canción estruendosa pero que se confunde con las intervenciones corales, como brotan en Fire, Death and Fear y Nekron Iahes perdiendo toda compostura; incluso la participación de Diamanda Galás en Orders From The Dead, que se asemeja a la plegaria de una bruja en medio de un conjuro ritual, se vuelven prácticamente rezos con algunos samples de metal. Su presencia en este álbum vino para mal a contrarrestar la excelencia de los temas que supieron continuar y evolucionar lo que se había estado haciendo en Sanctus Diavolos (2004) y Theogonia (2007).

En Aealo, se comete el pecado de saturar el disco con coros, impregnando un ambiente ceremonial excesivo que termina agotando este recurso. Otro aspecto desfavorable en el conjunto, es la batería de Themis Tolis, carente de creatividad y que se limita a un acompañamiento simple, aderezado con ritmos incesantes de doble bombo que igualmente utiliza en abuso, pero sin variedad, empobreciendo cada pieza; sin embargo, en los riffs y las voces prevalece un tono agresivo, oscuro y apetecible; ahora bien, el grado de putrefacción en el cristo griego, será de acuerdo a la sensación de quien lo escuche

Shining – VI-Klagopsalmer

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Por Antonymous Ayala

Shining
VI – Klagopsalmer

Osmose Productions

Los autodenominados exponentes del “suicidal-black-metal” presentaron el año pasado el sexto capítulo de su historia titulado VI-Klagopsalmer, cuya traducción puede interpretarse como los “himnos de lamentos”. El material fue producido por el responsable de los álbumes anteriores de Shining, IV-The Eerie Cold (2005) y el V-Halmstad (2007), el vocalista de la banda sueca Last Tribe, Rickard Bengtsson quien también ha intervenido en la producción con Arch Enemy y Opeth.

El polémico Niklas “Kvarforth” Olsson y sus hordas sumidas en la depresión que caracteriza a Shining, inician con Vilseledda Barnasjälars Hemvist, los acordes sostenidos de una guitarra distorsionada, un redoble y la voz dolorosa, enferma, que sacude al instante, es black metal fresco, nada intrincado, son riffs despiadados y diversos, además que el timbre de su idioma natal hace que tengan un valor adicional y enigmático.

El segundo episodio le corresponde a una de las mejores piezas del álbum, Plågoande O’helga Plågoande, con un ritmo vertiginoso de tinte heavy con ese doble pedal marcando la simetría, genera un contraste al saber que el título se traduciría como “espíritu atormentado, oh sagrado espíritu atormentado”. El cambio dramático cercano al tercer minuto conduce a una hondonada acústica, voces limpias y un impecable solo, breve pero armónico. El piano para cerrar esta pieza, es la clave de la tristeza absoluta, el engrane perfecto para Fullständigt Jävla Död Inuti, que se levanta hasta alcanzar la agresividad propia de la banda, combativo y trasgresor. Es aquí en donde se aprecia la majestuosidad de Shining para componer los segmentos de angustia, nada más apropiado para un nombre que se traduce como completa y jodidamente muerto por dentro, y eso genera una desesperanza auténtica. Este par de canciones son sin duda, lo más representativo del historial sueco que conduce a lo escrito para el material III y IV de la banda.

Ohm – Sommar Med Siv es un cover de la de banda noruega de metal gótico y experimental, Seigmen, que vino en su álbum Total (1994). Ohm – Sommar Med Siv es cantada en noruego, siendo la única canción no interpretada en el idioma tradicional del grupo en todo el disco, de ahí que la tesitura de sus párrafos adquieran una atmósfera distinta al resto de las canciones, además que su letra es acerca de la adivinación.

Insisto en traducir los títulos porque de esa manera se puede entender el rostro mismo de las canciones, como en Krossade Drömmar Och Brutna Löften, la instrumental que respalda el nombre para los sueños aplastados y las promesas rotas.

El cierre del álbum viene con Total Utfrysning, o la total desolación, una kilométrica pieza de más de 15 minutos, Kvarfort deja arrastrar su voz fúnebre, conduciendo el cortejo de sus acompañantes a través de una duración nunca antes hecha, compuesta por pasajes ambientales hasta la mitad del corte, donde resurge con un solo dramático, junto con las vocales suicidas que extienden los lamentos, para luego cerrar con los acordes de un piano solitario.

Shining ha declarado que compuso el material inédito en tan solo dos días, para finiquitar el contrato con Osmose Productions. El resultado definitivamente salió mejor de lo esperado, una agrupación que puede darse el lujo de preparar un álbum express, no repetir la fórmula de su historia y escucharse aplastantes.

Imperium Dekadenz – Procella Vadens

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Por Antonymous Ayala

Imperium Dekadenz
Procella Vadens

Season Of Mist

Una demoledora prueba de que el black metal no está agotado. Desde Alemania el joven dueto Imperium Dekadenz, conformado por Horaz en las vocales y guitarras, junto con Vespasian en todos los demás instrumentos, editan su tercer larga duración y el primero con la compañía Season of Mist.

Aunque la apertura del CD con Die Hoffnung stirbt… pudiera parecer un elemento débil con los tímidos compases de un solitario piano, el título que parafrasea la entrada al infierno en la Divina Comedia, enmarca a la perfección el sentimiento de nostalgia que desarrolla el álbum en su totalidad hasta el cierre con …wenn der Sturm beginnt, nombres que podrían traducirse del germano en la sentencia, “La esperanza murió cuando la tormenta comienza”.

Una textura diferente en cada pieza desborda la genialidad para estructurar las diferentes canciones. Es black metal ambiental, sin ritmos extremos, sin atrocidades ni satanismos, del tipo meramente oscuro y desafiante, que por momentos se acelera como en la genial Ego Universalis o la versátil Ocean, Mountain’s Mirror, que te incitan a sacudir la cabeza y arrancarte el corazón, de las mejores del álbum.

Riffs pesados y variantes, con elementos avant-garde en la diversidad de cada fragmento, como se lucen en los diferentes ángulos de An Autumn Serenade, desde la parte distorsionada hasta la acústica y la conjugación de ambas, recitando la letra a manera de oración monástica, o en la misma Procella Vadens donde incluso se atreven a emplear voces limpias y la banda alcanza la cumbre.

A Millon Moons, el corte más extenso del disco con duración poco mayor de diez minutos, contiene ese tipo de riff catatónico clásico del género, un rasgueo intermitente que se mantiene a lo largo de la pieza, como un hilo conductor en el despliegue de la misma, junto con el acompañamiento preciso de la batería y su doble bombo machacante a manera de galope amaestrado, solamente interrumpido a la mitad por una breve cápsula ambiental, o cuando se desbarata lentamente hacia su final.

Á la nuite tombante (tr. francés – al caer la noche), una suculenta pieza instrumental del diálogo entre guitarras acústicas con fondo ambiental melancólico. De ese tamaño están los cojones de la banda que sin temor alguno, incluyen esa composición justo en medio del disco. Imperium Dekadenz se da el lujo en The Descent into Hades para dejar la intervención de una fémina acompañada de un teclado y ligeras percusiones que te conduce a un viaje ancestral, plácido y tétrico a la vez.

La obra alemana Procella Vadens que si bien es cierto no es una propuesta radicalmente innovadora y podría mejorar la desgarradora voz para inyectarle mayor sentimiento en su interpretación, contiene sin lugar a dudas un alto grado de creatividad y en esto radica la brillantez del disco, mostrar un rostro diferente del black metal, más digerible, pero sin traicionar sus reales principios.

1349 – Revelations Of The Black Flame

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Por Antonymous Ayala

1349
Revelations Of The Black Flame

Candlelight Records

Unos alaridos espeluznantes abren la última grabación de los noruegos 1349 comandados por Ravan, así presentan Invocation como inicio de su cuarto disco, Revelations of the Black Flame, luego que en el 2005 editarán el exitoso Hellfire.

Como era de esperarse, alrededor de esta nueva obra se generó una gran expectativa para ver si se lograba repetir la genialidad de su música. El inicio es un corte lento, denso y oscuro, plagado de un ambiente cavernoso, acorde con la imagen ennegrecida y ensangrentada de sus dos portadas, tanto la del rostro humano como la edición especial con su viscosa escalinata; luego viene Serpentine Sibilance y continúa el medio tiempo, los riffs de Archaon y Seidemann arrastrándose en cada compás, acompañados por la batería de Frost (Satyricon) al parecer amenazado de no acelerar la marcha, sino hasta el final donde comienza la rapiña que los hiciera famosos. Y en Horns regresa la pausa, el ambiente fúnebre de un trance instrumental, que es repetido en Misanthropy y al final con Solitude y At the Gate. ¿Es acaso la nueva propuesta de 1349?

En la mezcla intervino el conocido embajador del metal Tom G. Fischer (Hellhammer, Celtic Frost, Triptykon), tal vez su influencia dirigió esta nueva faceta de los noruegos, aunque él mismo ha declarado que su única participación fue para grabar la guitarra y bajo en Set the Controls for the Heart of the Sun.

Un corte que podría simbolizar el puente entre los trabajos anteriores de la banda, con este nuevo producto es Uncreation, que a pesar de un inicio lánguido, al minuto y medio se presenta un cambio de ritmo con una batería más versátil, que a manera de estrofa-coro, se va repitiendo la fórmula para que al final se descomponga en una descarga de black metal puro, con el solo desenfrenado que agoniza junto con el desenlace de la canción.

Mención aparte merece el cover Set the Controls for the Heart of the Sun, poco usual en este género de metal extremo rendirle honor a Pink Floyd, con una rola que viene en su segundo álbum titulado A Saucerful of Secrets (1968), y que desde esa época la pieza fue reconocida por su atmósfera más oscura y menos psicodélica.

El booklet se encuentra entintado en un material tan denso y carmesí que prácticamente es imposible leer las letras y conocer más detalles técnicos del disco. Un extra digno de señalar en la edición especial, es el disco en vivo titulado Works of Fire, Forces of Hell, que incluye 6-tracks-6 clásicos como Chasing Dragons, I am Abomination y Manifest. Fue grabado en vivo en el recinto Kolinsborg en Estocolmo, Suecia, el 3 de diciembre de 2005, al final de la gira europea Hellfire y como ellos mismos señalan, este es uno de los últimos conciertos con la alineación original de la banda y se llevó a cabo frente a 18 suecos, un mexicano borracho y una puta alemana.

El black metal siempre ha estado impregnado de polémica y este álbum no será la excepción, los detractores seguramente se rasgarán las vestiduras exigiendo la velocidad de antaño y la defenestración del estúpido título “true-norwegian-black-metal”, mientras que los escépticos o liberales intentarán descifrar el significado de este álbum. Me atrevo a opinar que no se puede pecar de conservador con la banda, es un hecho que al menos Maggot Fetus… Teeth Like Thorns rescata el sentimiento de pandillerismo y black metal crudo que los caracteriza; sin embargo, basándose en el título literal del disco, las revelaciones de la flama negra implica precisamente eso: una manifestación de una verdad secreta u oculta, luego entonces, lo que 1349 presenta en su álbum es black metal, no hay duda, pero infestado por un sentimiento drone, que por momentos se escucha monótono, con acordes sostenidos que generan una atmósfera somnolienta. Es posible creer que en Revelations of the Black Flame los noruegos se encuentran poseídos por el demonio de bandas como Earth, Sunn O))) o Boris. Un álbum endiablado solo apto para zombies de mente abierta, adictos al género del entumecimiento.


Drudkh – Lebedynyy Shlyakh (The Swan Road)

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Por Antonymous Ayala

Drudkh
Lebedynyy Shlyakh (The Swan Road)

Season Of Mist

Drudkh, el “bosque” de acuerdo a su traducción del sánscrito, la antigua lengua muerta, es una banda procedente de Ucrania en la vieja Europa Oriental. En 2005 editaron su tercer larga duración titulado Lebedynyy Shlyakh (The Swan Road), mismo que la banda ha considerado como una de sus más grandes obras, tanto que tuvo una segunda re-edición en 2008 a través de Eisenwald Records y este año, Season of Mist nuevamente lo produce y remasteriza con una portada diferente, en un intento por darle mayor fuerza a la música, esfuerzo que no logra alcanzar el resultado.

Desde sus primeros acordes en 1648 (año que inició la guerra del pueblo ucraniano contra la dominación de Polonia y Lituania), con ausencia de coros y batería, Drudkh inicia la introducción a su propio black metal, orientado por un ambiente folk que lo conserva entre el sinfín de bandas que emplean estos mismos elementos, sin alcanzar una personalidad que lo destaque del común denominador. La segunda pieza Eternal Sun estalla en un ritmo acelerado, interrumpido al segundo minuto por una atmósfera acústica, este pasaje permite la entrada de todos los instrumentos y las vocales de Thurios, guturales pero entendibles, donde el punto en contra es el tono monótono de su voz, del que no se sale en toda la grabación, lineal y carente de sentimiento. Esta fórmula es repetida en The Price of Freedom y Fate.

Blood, comete el error de asemejarse demasiado al clásico Alma Mater de Moonspell, un riff que evidencia la temática general de esta producción: una falta de creatividad en la composición de las canciones, en este sentido el trabajo de la batería resulta otro de los elementos débiles, porque se reduce a un simple acompañamiento básico y elemental, restándole al mínimo la intención de poder en las canciones.

Otro hecho bélico de la historia de Ucrania, se conmemora en Glare of 1768 (año que marca el inicio de la guerra donde Rusia finalmente se apoderó de su territorio), tal vez la única canción realmente decente y rescatable que conserva un ritmo épico en la vena de los himnos creados por Bathory, con excepción de la voz que de nueva cuenta va entorpeciendo la composición musical. El contraste con el listado de las rolas, pero también predecible, es Song of Sich Destruction, cantada en su idioma natal sostenida por una guitarra acústica absolutamente folclórica.

A pesar de que el material es mediocre, se puede reconocer el trabajo del guitarrista Roman Saenko para la ejecución de sus solos, que a pesar de no ser variada, se desglosan siempre en un ambiente nostálgico.

El resultado final de este álbum es bastante flojo y monótono. A pesar de los escasos momentos destacables que se reseñan, en lo personal suena insípido, simplista y en definitiva la banda debería enfocarse en desarrollar sus propios elementos y dejar de querer vivir con lo que solamente ellos consideran viejas glorias.

Hypocrisy – A Taste Of Extreme Divinity

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Por Antonymous Ayala

Hypocrisy
A Taste Of Extreme Divinity

Nuclear Blast

Se le puede considerar como un rey midas del metal, ha intervenido en la producción de sus principales exponentes como Dark Funeral, Dimmu Borgir, Immortal, Enslaved, Borknagar y Rotting Christ entre otros, además de participar activamente en Lock Up, Bloodbath, War y desde hace una década con su propia banda Pain.

Peter Tägtgren, solo su nombre es garantía de un death metal melódico, profesional y además sueco. Hace un par de décadas inició la discografía de su hijo predilecto Hypocrisy hasta el último inédito del 2005 sacando Virus, y para 2008 la re-edición masterizada de Catch 22 (2002), por lo que saber que publicaría un álbum inédito el año pasado, la expectativa fue creciendo. Luego se supo el título, después vino la portada ceremonial creada por Christian Wahlin (At the GatesSlaughter of the Soul, TiamatWildhoney, BathoryBlood on Ice), el tracklist de 11 cortes y finalmente A Taste of Extreme Divinity, el álbum que cumplió todas las expectativas en cuanto a producción y creatividad magistrales, junto con Mikael Hedlund al bajo y el baterista Reidar “Horgh” Horghagen (Immortal), nuevo miembro desde su anterior LP, propiciando una línea madura que se distingue en esta obra. El sonido de la banda ya resulta sumamente identificable a estas alturas, con el tono de la distorsión y la desgarradora voz tanto aguda como gutural de Peter.

La impecable grabación no escatima en conjuntar elementos agresivos, ritmos pausados, pero igualmente belicosos y las melodías apocalípticas que han distinguido a la banda. Desde la apertura con la aplastante Valley of the Damned que te hace sacudir la espina dorsal y el cráneo, una metralla sin igual, rasgueos pastosos con tintes thrasheros, añadiéndole coros épicos como en Hang Him High, Solar Empire y Weed of the Weak, que seguramente se volverán nuevos clásicos para los seguidores de los escandinavos.

El frontman se escucha más grave, como en sus álbumes de antaño, todavía puede alargar el grito lastimero, pero sin el timbre delgado, escuchándose un tono malévolo, en momentos casi grotesco.

La melodía del death metal en Hypocrisy cobra vida con No Tomorrow, Global Domination o The Quest que no son baladas, sino cortes lentos a los que estamos acostumbrados pero con el poder distorsionado del sonido sueco en la guitarra líder de Tägtren.

El sonido corrosivo y despiadado como la demencia de un sacrificio, regresa con A Taste of Extreme Divinity, así como el desprecio a Dios y su iglesia con Alive o el track extra, The Sinner, que viene en la edición especial del disco. Tamed (Filled with Fear) se puede contar entre las más puras rolas melódicas junto con Sky is Falling Down, cuyas vibras se aprecian bien disciplinadas, no en vano ya transcurrieron 20 años de experiencia.

A Taste of Extreme Divinity deja el sentimiento de encontrarse con un viejo amigo luego de una larga travesía por tierras lejanas, te resulta familiar pero distingues algunos cambios que han influenciado en su persona. En este caso, son una prueba de la divinidad extrema.

Immortal – All Shall Fall

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Por Antonymous Ayala

Immortal
All Shall Fall

Nuclear Blast

El álbum All Shall Fall de Immortal, un evento esperado por las hordas devotas al black metal. Desde el 2003 en que anunciaron su separación, la esperanza nunca se apagó, pasaron un par de años hasta que el Wacken Open Air de 2007 los anunció como cabeza de su impresionante cartel, siendo la banda que en esa ocasión utilizó más equipo de audio para reventar la noche ante una audiencia de varias decenas de miles de fans.

Después de tan exitosa presentación en Alemania era evidente que el trío de bestias noruegas conformado por Abbath (voz, guitarra), Apollyon (bajo) y Horgh (batería), trabajaran en un nuevo CD.

2009 y el otoño de septiembre fueron elegidos para editar All Shall Fall y de la mano del productor Peter Tägtgren (Hypocrisy, Pain) eligieron siete cortes para el regreso tan esperado de esta leyenda en el mundo del metal extremo, con un sonido pulido y claro.

Son íconos, no hay duda, conservan aún el maquillaje, vestimenta, armas y esa postura bestial que los caracterizó desde sus inicios, hace casi dos décadas. Immortal no es una etiqueta como señalan sus detractores, es una marca dentro del black metal, con características propias e inconfundibles tanto en su espectáculo de explosivos, vómito de fuegos, presencia y gruñidos aguardientosos que los distingue.

Frialdad, es algo que se transmite desde la portada, el arte interior y principalmente la música, eso evoca el álbum desde la introducción ambiental que se interrumpe por la entrada de los primeros acordes en la primera rola. Una concatenación perfecta a su anterior álbum Sons of Northern Darkness (2002) con un ritmo veloz, machacante y el compás cuadrado. Acompañados por la batería contundente y marcada al tiempo que se recitan los versos bélicos escritos por Demonaz, el miembro oculto de la banda, que a pesar de su incapacidad física, aún continúa aportando su creatividad en la lírica de todas las canciones del disco, dando testimonio de su devoción a la luna, las montañas, la muerte y la guerra, los particulares jinetes del apocalipsis para Immortal, en rolas como All Shall Fall, The Rise of Darkness y Arctic Swarm.

La rabia del black metal noruego, del que no pueden desligarse por completo se escucha en Hordes to War, un corte agresivo e intenso de principio a fin, sin piedad alguna… “chaos and fire to defeaning sounds”. El lado épico, de himnos portentosos se puede distinguir en Norden on Fire o Mount North, con esos pasajes más lentos sin perder ese tono de oscuridad que los caracteriza. El artista noruego Are Mundal aporta el intro sinfónico, un breve pasaje ambiental congelado para Unearthly Kingdom, el cierre del álbum, que antes del minuto se enturbia con uno de los riffs más gloriosos del disco, siendo la pieza más extensa y catatónica.

Un álbum que carece de brillantez técnica o de composiciones enredadas. Es simple, crudo pero directo como un escopetazo en la frente. Sin temor o duda, se merece un lugar en toda colección, como una de las mejores obras del 2009. Immortal no se reinventa, hace lo que sabe hacer y lo hace a toda madre.

Mater Tenebrarum de Necrodeath

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Necrodeath, los extremistas italianos, dejan ver el video de la canción Mater Tenebrarum, derivada de Old Skull, material que celebra los 25 años de estos europeos.

Old SKull es un álbum de covers de Slayer, Bathory, Kreator, Sodom, Venom, Diamon Head, Motörhead, etc, que contiene apariciones en la grabación de miembros de otra leyenda italiana Bulldozer, así como ex-miembros de Schizo. El CD ya está a la venta.