Por Javier "Show" Villalpando
Danzig
Deth Red Sabaoth
Evilive Records
Deth Red Sabaoth marca el regreso triunfal y poderoso de Danzig, no sólo por la marcada ausencia de seis años sin lanzar un material al mercado, si no porque retorna a las mejores formas que se le extrañaban, quizá desde la época de Rick Rubin y su American.
Con este álbum, además de marcar su reingreso en forma y fondo de Glenn Danzig, el personaje, el tótem, la leyenda; también representa la vuelta de Danzig, la banda, el sonido y la organización que respalda a esa leyenda, otorgando aspecto y sonido a las grandes ideas del maestro Glenn.
Cuando una banda comienza, se le acuñan influencias, sonidos similares, y se le relaciona con el trabajo de aquellos que llegaron antes; pero cuando un grupo se convierte en legendario, se hace más grande conforme pasan los años, y después de una carrera fortuita de más de 20 años, ellos mismos se transforman en el referente y la autoridad. En Deth Red Sabaoth, Danzig viejo es la referencia obligada para entender a un Danzig moderno y actual.
Después que Danzig experimentara con sonidos industriales y secuencias electrónicas en álbumes de finales de los 90 como Blackacidevil y Satan’s Child; el ex-Misfits se vió obligado a voltear hacía atrás y recapitular su carrera, lo intentó en dos álbumes subsecuentes con resultados medianos, aunque un poco más satisfactorios.
Todas estas referencias sirven para entender su reaparición en el estado más orgánico de este músico, de ese que es magistral, el maestro del horror, lo erótico, lo mórbido y todo aquello aprehendido de sus ídolos como Cash y Elvis, y su inherente pasión por las formas básicas del rock & roll y el blues. En donde nos ataca con poderosos ritmos, los riffs más memorables de Danzig desde la época de John Christ, y con coros y canciones que nos hacen pensar que no hay momentos de relleno o débiles en este LP.
El músico de origen estadounidense grabó este álbum con las formas clásicas de los 70, incluso con equipo de la época. Las guitarras de Tommy Victor (Prong) suenan como un disco viejo de esos de Grand Funk o Cream, puedes escuchar la púa pasar por cuerda, el bajo hace retumbar el estéreo de tu auto o de tu casa de una manera poderosa, como sólo esos viejos acetatos lo saben hacer. ¿Y todo esto de qué le sirve a un Glenn Danzig? En mi opinión, le da espacio para tener mejor oportunidad de escribir canciones sencillas como las que solía construir en sus primeros años, canciones que fluyen de manera perfecta en el disco, tanto que la emoción es progresiva, y te deja ir sintiendo poco a poco el mensaje que se emite aquí.
El disco abre de manera espectacular con un riff marca Danzig, Hammer Of The Gods es el perfecto regreso de un conjunto que sabe patear en la quijada, y hacerte empuñar la mano a modo de ritual guerrero. Después vienen temas, también con el sello clásico, con un tiempo medio casi doom o stoner, como lo es Rebel Spirits (en lo personal mi favorita) en el que la forma de la voz de se aprecia en perfectas condiciones y provoca el clásico escalofrío que recorre tu espina dorsal. El álbum te va llevando por momentos clásicos de la historia y la temática de Danzig, Ju Ju Box, constituye el track sensual ideal para un strip-club. Deth Red Moon se convierte en un pasaje semi-pop bastante disfrutable, en donde se coloca la emoción y sensibilidad como punto clave de la composición. Night Star Hell, de inicio te reta a pensar o sentir que es el momento más débil del CD, por su constante repetición y ritmo lento, pero después de cuatro minutos, se convierte en una estampida de riffs poderosos y toma un clímax inesperado que te hace querer repetirla.
Y si algo sabe hacer Danzig es cerrar sus discos, siempre como la contraparte del inicio, más oscuro, más denso, más pantanoso y donde explaya mejor sus demonios, aquí lo hace de manera magistral con Left Hand Rise Above, en donde explora de la imaginería diabólica y finalmente esa mano del camino oscuro que marca el Baphomet se eleva para marcarnos un nuevo camino, a través de una canción casi doom mezclada con clásico heavy metal muy al estilo Danzig.
Deth Red Sabaoth quizá no sea su mejor trabajo, pero lo es hoy, porque es el que tenemos, y no por conformismo, si no por el hecho de admirar a alguien que se supo replantear y aún así no traicionarse. Cuando alguien como Glenn Danzig se vuelve tan grande, que lo que hace musicalmente se vuelve un pie de página para todo lo que representa, es difícil hacerse hacia atrás y poder admirar sin juzgar, sorprenderse sin esperar, y disfrutar a pesar de los errores que haya cometido en el pasado. Sin embargo, Deth Red Sabaoth te permite dar esos pasos hacia atrás y tener una mejor perspectiva de la grandeza de un ídolo, de una banda y de una nueva obra.