Por Juan Mier
Slash
Harper Entertainment
Para todos los que nacimos a principios de los 80 ó finales de los 70, Guns N’ Roses significó la primera exposición a lo que es una banda de Rock. Sin la difusión masiva de información que vivimos actualmente a velocidades inimaginables en donde las noticias no tardan ni siquiera horas en dar la vuelta al mundo, Guns N’ Roses se estableció a finales de los 80 e inicios de los 90 como un fenómeno mediático conocido en cada rincón del planeta. Fueron (junto con Metallica) la última banda de Rock que operó y alcanzó su máximo al estilo de la vieja escuela como lo hicieron los Beatles y Led Zeppelin en décadas pasadas. Verdaderamente eran un fenómeno, todo mundo había escuchado su LP debut Appetite for Destruction, todo mundo esperaba con ansias, miedo o morbo, un show de su masiva gira mundial rondando el año 1992. No es simple nostalgia, pero realmente no recuerdo una agrupación fundada después de 1995 que haya creado tanta expectativa mundial sin la difusión masiva que existe en el presente. Guns es uno de los grupos más controversiales de la historia y una de los más apreciados, por esto somos afortunados que se haya publicado Slash, biografía del homónimo guitarrista quien armado con su Les Paul y escondido detrás de una larga y eterna cabellera, nos entregó algunos de los riffs más memorables de la historia.
Nacido Saul Hudson a mediados de los 60 de un liberal matrimonio interracial (madre afro-americana, padre blanco) en Stoke-on-Trent, Inglaterra, Slash creció en el mundo de la farándula desde pequeño. Inglés de nacimiento pero californiano por adopción, vivió desde pequeño en Los Angeles, alrededor de un ambiente típicamente bohemio debido al trabajo de su madre como diseñadora de vestuario de entre otros famosos, David Bowie. En su adolescencia Slash tocó un día una guitarra eléctrica y a partir de ahí no miró hacia atrás, supo perfectamente que ese instrumento sería su vida.
Llena de innumerables anécdotas a lo largo de casi 500 páginas, Slash nos narra desde los humildes y extremos inicios de la banda dentro de la escena de Sunset Boulevard, hasta el surgimiento de su inseparable sombrero de copa. Agregando a esto una buena dosis de historias de devastación y drogas, entre las más sobresalientes un ataque de alucinaciones después de varias horas de inyecciones de speedballs (mezcla de heroína y cocaína), en donde se vio acosado y perseguido por pequeñas criaturas con ametralladoras, semejantes al personaje de “Predator“, los cuales le indujeron un ataque de pánico que lo obligaron a atravesar el vidrio de su regadera y correr desnudo por un campo de golf de un hotel en Arizona.
De personalidad siempre introvertida y de pocas palabras, Slash no juzga ni trata de dar explicaciones descalificantes o amarillistas sobre la historia y el fin de Guns N’ Roses, simplemente hace declaraciones directas sobre la polarización de ideas y distintos intereses entre el enigmático-conflictivo Axl Rose y el resto de la banda.
Siempre existieron diferencias con Axl pero todo explotó desde la grabación y el subsecuente tour para Use Your Illusion I y II. Las “diferencias creativas” citadas desde los Beatles, hasta rompimiento de bandas de Rock, se hacen presentes nuevamente en el caso GN’R.
Por un lado podemos ver el enfoque de Axl dirigido en general hacia una mega producción teatral: sintetizadores, estadios, coristas, pirotecnia, etc, lo cual se comprobó con los discos y gira de Use Your Illusion, el conjunto gastó millones en la producción del LP gastando aún más en el tour. Por el otro lado tenemos a Slash, más a gusto en un ambiente enfocado hacia un Rock n’ Roll directo, más cerca de las raíces de guitarra-voz-bajo-batería, sumado a buenos amplificadores, tocando con pasión y energía. Esto es respaldado cuando nuestro personaje nos narra el gusto que sintió al tocar con Slash’s Snakepit en pequeños clubes después de los excesos de Use Your Illusion. Sin embargo cita los problemas de abogados, managers y el ego de Axl como los principales motivos para el fin de la banda.
No encontraremos una explicación ni juicios en contra de Axl, simplemente afirmaciones contra su misterioso y anti-profesional hábito de salir tarde al escenario, cancelar fechas, ó simplemente dejar de tocar a medio show. Actos que acabaron por desquiciar a fans y a Guns N’ Roses. Podemos concluir que nadie entiende la personalidad de Axl, ni siquiera alguien tan cercano como Slash.
Biografía esencial para cualquier interesado en la historia de una de las agrupaciones más grandes narrada por uno de los más talentosos y carismáticos personajes dentro de la historia del Rock.


“Poca gente puede afirmar con certeza haber consumido más drogas, bebido más Bourbon o entretenido a más mujeres que el cantante y líder de Motörhead.” Cualquiera que tenga escrita la frase anterior en la portada de su biografía merece un monumento especial en el templo del Rock, además de todo mi respeto y admiración. La cita anterior está plasmada en el libro White Line Fever, autobiografía de Ian Kilmister, mejor conocido como Lemmy, bajista, compositor, cantante y líder de la legendaria banda inglesa,
Rock star de rock stars sería un buen adjetivo para calificar a este increíble personaje quien además de haber cometido innumerables excesos, es una persona inteligente y honorable. Evidencia de esto es que con 60 años de edad aún sigue girando, aun está vivo y aún es sencillo. Siempre lanza comentarios apreciativos hacia sus compañeros de banda, primero para Phil “Philthy Animal” Taylor y “Fast” Eddie Clarke de la alineación clásica, y para Phil Campbell y Mikkey Dee de la alineación actual. Constantemente denuncia a gente deshonorable que se ha cruzado en su camino: miembros de Hawkwind, managers sin escrúpulos, ejecutivos de disqueras (en especial Sony Music), etc.
El satanismo y ocultismo del black metal siguen siendo abanderados por las hordas bélgas de
El intermezzo, otro elemento común del género, se da a través de la atmósfera instrumental Ad Te Clammamvs Exsvles Morvua Liberi, y el cierre centellante, corresponde a la agresiva Behemiron, similar a una tormenta impredecible.

Muchas personas estaban con bastante escepticismo luego de escuchar unos avances del nuevo álbum de
Totalmente alejados de sus más altos clásicos, To The Metal tan solo es un disco más como lo fue Sigh No More, sin superar altas expectativas para los más acérrimos a este género donde cada vez se busca más virtuosismo y buenos tracks que suenen frescos y con ideas contundentes.
Escuchar a un exponente de metal procedente de Suecia es cotidiano; sin embargo exportar una banda de primer nivel no resulta sencillo. En esta ocasión lo intenta
Luciferian Call es la pieza que tal vez suene más técnica, sin por ello creer que se reduce el vigor del álbum, de hecho, su enlace resulta perfecto con las rolas anteriores, seguida por Blackened Souls una de las canciones más breves del álbum, en donde se puede redescubrir la calidad para componer una pieza instrumental con la marca del metal sellada a fuego. El cierre de World Destruction le corresponde a Mephisto con su comienzo acústico que deriva en una balada instrumental en donde se destaca el impresionante solo en manos de Solvelius.
Con un par de EP’s conocidos como First y Second, y un par de álbumes titulados Red Album y Blue Record, uno podría pensar que la creatividad de
Las letras, como es de esperarse, hablan de reyes, caballos y espadas, en un tono épico similar al de los nativos de Austin, Texas, The Sword, pero aunque el espíritu del disco sea homogéneo, no sigue en realidad una línea conceptual. Si las cosas siguen su curso, probablemente la próxima producción de Baroness se titule Green Work, pero independientemente del título, el verdadero reto consistirá en que logren mantener el nivel mostrado hasta ahora.

A lo largo de los años el término “supergrupo” se ha ido deformando. Quizá quien puede presumir de esa “patente” es Led Zeppelin, cada uno de sus integrantes era un genio; de ahí en adelante se fueron creando poco a poco éstas bandas de índole de “ensueño” como Blind Faith, y más al pasar del tiempo conjuntos como The Firm, Asia, Contraband, Temple Of The Dog, etc. Cada una de ellas con ventajas y sus contras; pero lo más relevante de esa etiqueta es que su tiempo de vida es muy corto y cuando no lo es, resulta extraordinario. Quienes en pleno siglo XXI nacen con la idea de contrarrestar ese estereotipo y con la mente abierta a ser un combinado normal con experiencia relevante en agrupaciones como Amorphis, Moonsorrow o Swallow The Sun es
El aporte de Kasper Mårtenson, tecladista, es esencial. Su sello es el que los lleva más allá de los grupos de mismas características; al igual que él, el bajista ex-miembro de Amorphis, Olli-Pekka Laine, son fundamentales en la creación del redondo que a la par de distintas contribuciones del baterista Marko Tarvonen o el frontman Mikko Kotamäki de interpretaciones limpias y guturales, complementan un trabajo perfecto reflejado en Cold Earth Chamber, la de corte en pugna.
Scenes from Hell es el octavo disco de estudio de
Aunque en realidad no guardan ninguna semejanza con otros de sus paisanos, vale la pena considerar el acercamiento tan poco ortodoxo que los músicos asiáticos tienen respecto a cualquier forma artística, pues si bien en la cuestión del rock han asimilado el espíritu occidental (siendo, en específico el black metal, un estilo netamente europeo) lo han re-elaborado y adaptado a su manera.

En esta nueva propuesta, claramente demuestran tendencia tribales y étnicas como en Dub-Sag-Ta-Ke, canción estruendosa pero que se confunde con las intervenciones corales, como brotan en Fire, Death and Fear y Nekron Iahes perdiendo toda compostura; incluso la participación de Diamanda Galás en Orders From The Dead, que se asemeja a la plegaria de una bruja en medio de un conjuro ritual, se vuelven prácticamente rezos con algunos samples de metal. Su presencia en este álbum vino para mal a contrarrestar la excelencia de los temas que supieron continuar y evolucionar lo que se había estado haciendo en Sanctus Diavolos (2004) y Theogonia (2007).
Los autodenominados exponentes del “suicidal-black-metal” presentaron el año pasado el sexto capítulo de su historia titulado VI-Klagopsalmer, cuya traducción puede interpretarse como los “himnos de lamentos”. El material fue producido por el responsable de los álbumes anteriores de
El cierre del álbum viene con Total Utfrysning, o la total desolación, una kilométrica pieza de más de 15 minutos, Kvarfort deja arrastrar su voz fúnebre, conduciendo el cortejo de sus acompañantes a través de una duración nunca antes hecha, compuesta por pasajes ambientales hasta la mitad del corte, donde resurge con un solo dramático, junto con las vocales suicidas que extienden los lamentos, para luego cerrar con los acordes de un piano solitario.