Por José Luis Cano
Witchcurse
Heavy Metal Poison
Inferno Records
Los que mencionan que el “heavy metal está de regreso”, no sé en dónde estaban metidos. El heavy metal nunca se ha ido, ni en esos años en que el thrash y el grunge, el geath, el glack y el gótico eran los géneros de moda. Que fuera menos popular es otra cosa. Sin embargo, de unos años para acá se ha notado una fuerte tendencia a que nuevas bandas retomen el sonido y estilo de los 80. El asunto es que unos lo hacen bien y otros no. Lo peor que puede hacer un grupo es copiar a sus héroes pues eso te hace ser simplemente un clon de quinta categoría y una banda sin futuro, o si bien les va, una fama efímera.
Este es el caso de Witchcurse, que se aferran tanto a ser "trues", que dejan de lado un elemento esencial: tener personalidad propia. Por supuesto que no van a descubrir el hilo negro, pero si se van a fusilar a alguien, que al menos sea de
manera más discreta. Aquí escucharán por todos lados referentes y lugares comunes de la ola británica (NWOBHM), pero de forma apática: canciones sin un riff poderoso, un coro llamativo, no hay dinamismo, aunque se esfuerzan. Y ciertamente la producción no ayuda en lo más mínimo, de hecho está dispareja. El vocalista/bajista, que responde al apelativo de Possessed, no tiene muy buena voz; el trabajo de guitarras está decente, la batería cumple a duras penas el trabajo. Por todo ello, no es un disco que sea muy necesario conseguir.
A pesar de todo, hay buenas rolas: Heavy Metal Kamikaz y Drinkers From Hell. Lo preocupante de todo es que no es una banda muy nueva, ya tiene algunas cuantas grabaciones, y creo que no hay mucha mejoría al paso de los años.

Heathen
El buen detalle de meter una guitarra acústica en el principio de World's End le da un aspecto variado pues lo que sigue es metal agresivo como el resto del disco, speed/thrash que tiene ciertas influencias de Metallica, obviamente viene a ser de las mejores canciones del disco al igual que Save The Skull.

Siempre considerados como segundones en el thrash metal,
aparecida en su disco debut. Como dije, no hay canciones flojas aquí y uno debe de hacer ejercicios de calentamiento para hacer headbang como debe de ser a lo largo de este discazo de nueva rolas. Lo único chocante del asunto es la portada tan maniquea, en la que se nos dice claramente que los gabachos son los buenos, y todos los demás, los malos. Por cierto, la foto interior fue tomada en el Circo Volador de la Ciudad de México, cuando tocaron hace un par de años. Existe en disco, aunque sin póster.
Kreator
No hay porque mentir: la producción del loco Horst Müller no está de altura, como si lo estuvo con otras bandas que trabajó, pero eso se borra con la calidad destructiva que tiene el grupo. Que gran paso dieron de sus demos a este disco debut, refinaron al máximo la agresividad, y aún la que llega a ser más leve Crywar, es un dechado de violencia y dolor infinito. Otra lección de thrash es la imperdonable Bonebreaker, la cual ha sido imitada, pero nunca igualada. Hay veces que no sé cuáles vocales están mejor, si las de Ventor o Mille, pero como éste último es el que está de planta en ese puesto, pues igual hay que irle a él. Y los riffs robados a Slayer (según algunos) no los he localizado al momento, y sin embargo sigo disfrutando de los cortes finales Living In Fear y Dying Victims, par de rolas que los fans han ignorado de la manera más fea, y que son de verdad la gran cosa en el difícil arte del thrash metal. Este acetato es una de las cúspides del thrash, y el que no lo haya oído no sabe lo que es esta música, así de fácil.

Para ser sinceros, Sodom nunca ha dado un mal disco, y menos ha llegado a los bajísimos fondos que Kreator y Destruction, así que los que les guste el Sodom contemporáneo, deben de conseguir este disco que está al nivel de sus clásicos recientes como el M-16, por ejemplo. Como nota adicional diré que este es el último disco que graba Bobby, pues recientemente se ha separado del grupo y ya hasta tiene sustituto.

Ahora que ya es cosa común editar libros, pocos desaprovechan la oportunidad de hacerlo. Tomas Warrior es uno de muchos vivarachos que no dejarán pasar la oportunidad.