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Haggard: Asis y sus catorce músicos en escena

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Sábado 19 de Febrero 2011
Circo Volador
México D.F.
Por Juanito el del Demo
Fotos: Germán García

Haggard ha mantenido una relación idílica con México desde su visita en febrero de 2001 al Teatro Ferrocarrilero, fecha en que fue grabado su primer álbum en vivo Awaking the Gods. En esta ocasión, Asis Nasseri regresa con un ensamblado de catorce músicos -incluyéndolo a él- en una extensión de la gira de su álbum Tales of Ithiria, aunque, de manera visible, el álbum dominante -por lo menos para el público mexicano-, continúa siendo Awaking the Centuries, del que interpretaron cinco temas en su peculiar fusión de death metal y música de cámara medieval. Como era de esperarse, el público les ofreció un gran recibimiento, y entre canciones podía verse a los integrantes de la catorcena de músicos con una amplia sonrisa dibujada en sus rostros; son muchos los grupos que se han presentado en nuestra Ciudad de México, y la mayoría lo hace de manera impecable en la cuestión musical, pero la gran calidad humana de Asis Nasseri, su carisma, su sencillez y sus muestras de gratitud, lo han convertido en uno de los consentidos para nuestros paisanos. Muestras de ello fueron las dedicatorias que ofreció a la gente que los ha apoyado; Heavenly Damnation y The Final Victory las dedicó a las personas de la empresa organizadora, Dilemma; también dedicó un tema a sus fans, y la pieza con la que cerraron su presentación, Awaking the Centuries, la dedicó al camarógrafo encargado de registrar el concierto en vídeo.

Por otro lado, se dirigió al público para decir que al finalizar el concierto permanecerían un rato en las instalaciones para firmar autógrafos y sacarse fotos, y que cuando el lugar cerrara, se vería con el resto de la gente afuera del Circo Volador. Finalmente, en el encore, después de presentar a los músicos, los que tocaban instrumentos de cuerda y de viento se encargaron de interpretar respetuosa y adecuadamente el Himno Nacional Mexicano, un homenaje bastante inusual, pero que al ser escuchado causó escalofríos a cualquiera que tuviera gotitas verdes y blancas en su sangre. La gente aceptó el regalo y se encargó de corear emotivamente sus conocidas estrofas: "Mexicanos al grito de guerra"; a pesar de ser algo muy extraño para mencionar en un setlist, hay que reconocer que sólo ellos podían haber hecho esto, al traer los instrumentos adecuados y no caer en el cliché de usar la guitarra eléctrica à la Jimi Hendrix. Este acto trae a la mente otras ocasiones en que nuestros símbolos han sido utilizados por los músicos sobre el escenario, como cuando Sting usó a una banda de mariachis en 1991, o cuando Anneke van Giersbergen salió portando la casaca de la Selección Nacional de Fútbol en 1998.
 
Gracias a Haggard por ser una gran banda, pero especialmente por hacernos sentir que somos un gran público.