Viernes 30 de Septiembre de 2011
Palacio de los Deportes
México D.F.
Por Juanito el del Demo
Fotos: OCESA/Fernando Aceves
Después de varios meses de especulación, Epitaph llegó a la Ciudad de México; la última gira en la que Judas Priest aparecerá en vivo frente a las audiencias del mundo. Desde luego, esto añade una buena dosis de dramatismo a la ocasión, y como en toda buena autobiografía, no careció de altibajos emocionales, que encantaron y desilusionaron por igual a sus seguidores.
Antes de que Priest subiera al escenario, los veteranísimos Whitesnake se encargaron de deleitar al público, liderados por el siempre joven David Coverdale, quien ha permanecido en la escena musical por el mismo lapso que Priest, desde que militaba en Deep Purple allá por 1974; durante los 70 minutos de su presentación, el sexteto se desempeñó con desenvoltura y arrancó calurosas ovaciones del público, y además de las clásicas Here I Go Again, Is This Love y Still of the Night, destacó la interpretación del nuevo tema Forevermore, del álbum del mismo nombre, de gran manufactura y buena dosis de energía (hay que recordar que Whitesnake —coincidencialmente— también abrió el concierto de Judas Priest en México durante 2005).
Finalmente, a las 21:30 Hrs., con un local repleto, se escucharon los acordes de War Pigs de Black Sabbath —la introducción que anunciaba la aparición del otro conjunto de la acerera ciudad de Birmingham—, y la espera llegó a su fin cuando el quinteto dejó escuchar sus poderosas guitarras, aderezadas por la poderosa voz de Rob Halford, y las descargas de adrenalina se contagiaron colectivamente en el recinto; pero más allá de su inconfundible virtuosismo vocal, la presencia del querido pelón resulta siempre magnética, con sus caractarísticos movimientos y sus múltiples cambios de vestuario, que iban desde chamarras de mezclilla hasta trajes de cuero, túnicas, mantos y hasta la bandera mexicana; como siempre, Halford se mostró amable, y se dirigió al público en varias ocasiones para platicar sus vivencias a lo largo de este gran viaje que ha sido la carrera de Priest: cuando presentó Beyond the Realms of Death, dijo que no importaba la cantidad de estilos que existieran en la actualidad, pues ya fuera death metal, black, speed o nü metal, al final, todo era heavy metal; antes de The Green Manalishi agradeció a sus seguidores su "pasión, resistencia, determinación y amor" por el heavy metal, y hacia el final, antes de Breaking the Law, dijo que 1980 —fecha de lanzamiento de British Steel— había sido un gran año, y el comienzo de una gran década para el metal, en la que se volvieron populares Iron Maiden, Saxon, Scorpions y Def Leppard, a lo que los espectadores respondieron con un escandaloso alarido; como ha sido su costumbre, Halford no la cantó, dejando esa tarea al público, que se mostró complacido ante la interpretación del gran clásico y se dió vuelo entonándola mientras los instrumentistas desempeñaban su trabajo, haciéndola sonar como el himno que es. En general, el sonido fue muy bueno, y los complejos arreglos de guitarras lucieron en toda su plenitud.
(En este momento, haremos un paréntesis para regresar a 1979, año de lanzamiento del álbum Unleashed in the East; fue en ese momento cuando mucha gente que no apreciaba la música del grupo, se interesó de manera especial, atraída por el poder que mostraban las versiones en vivo, pues si bien se trataba de las mismas canciones en esencia, se impregnaban de una vitalidad inusual e irresistible, revelando el verdadero potencial de las grabaciones de estudio: Priest en vivo es otra cosa).
Finalmente, haciendo el balance emocional que mencionamos al principio de esta nota, el gran acierto de la gira ha sido su setlist, que por primera vez incluyó canciones de todos los álbumes en los que estuvo Halford, logrando plasmar un documento vital que refleja una trayectoria que pocos hombres han recorrido, y regalándonos unos de los mejores repertorios que se han presentado en este país o en cualquier otro; aquí debemos agradecer con reverencia la inclusión de temas como Never Satisfied y Blood Red Skies, las cuales, muchos pensamos que nunca escucharíamos en vivo… ¡bien! En el tema de la producción, fue grandiosa, con explosiones de fuego, rayos láser y un fondo de escenario que mostraba grandes mantas o imágenes en vídeo. Por otro lado, el punto flaco evidentemente fue la ausencia de K. K. Downing, pilar indiscutible de la historia y las composiciones del grupo, quien decidió retirarse seis meses atrás; su reemplazo, Richie Faulkner, simplemente no se acoplaba a la dinámica acostumbrada de los músicos sobre el escenario, en la que K. K. se incorporaba al ritual de azotar la melena al ritmo de la música junto a Glenn Tipton e Ian Hill, en una conocida estampa de la banda en vivo. Si viéramos a la agrupación como un ser viviente, fue como si antes de su anunciada muerte ya le hubieran extirpado un pulmón. De cualquier manera, las dos horas con veinte minutos de rock valieron cada centavo del precio del boleto.
Hasta siempre, Judas Priest. Sí. Los amamos.
JUDAS PRIEST SETLIST
Intro: War Pigs
01. Battle Hymn / Rapid Fire
02. Metal Gods
03. Heading Out to the Highway
04. Judas Rising
05. Starbreaker
06. Victim of Changes
07. Never Satisfied
08. Diamonds and Rust
09. Dawn of Creation / Prophecy
10. Night Crawler
11. Turbo Lover
12. Beyond the Realms of Death
13. The Sentinel
14. Blood Red Skies
15. The Green Manalishi (with the Two Pronged Crown)
16. Breaking the Law
17. Painkiller
ENCORE
18. The Hellion / Electric Eye
19. Hell Bent for Leather
ENCORE 2
20. You've Got Another Thing Coming
ENCORE 3
21. Living After Midnight
WHITESNAKE SETLIST
Intro: My Generation
01. Best Years
02. Give Me All Your Love
03. Love Ain't No Stranger
04. Is This Love
05. Steal Your Heart Away
06. Forevermore
(solos de guitarra de Doug Aldrich y Reb Beach)
07. Love Will Set You Free
(solo de tambores de Brian Tichy)
08. Here I Go Again
09. Still of the Night