Domingo 25 de Marzo de 2012
Circo Volador
México, D.F.
Por Sergio Alvite
Fotos: Germán García
Son pocas, literalmente son pocas las ocasiones en que se goza de un concierto tan completo como el que dio Opeth el 25 de marzo, y eso que no estamos considerando el que no vimos, el de un día antes, el cual se dice fue aún más excelso.
La entrega del quinteto sueco fue sublime, todo en un ambiente de gloria gracias al juego de luces, la armonía de la banda y un sonido impecable; si la perfección existe, entonces debe ser delegada al ingeniero de sonido. Todo rodeó a Mikael Åkerfeldt y compañía, quienes viven para Opeth.
El Circo Volador volvió a servir de escenario para una grandeza que estaba por explotar y así aconteció al abrir con The Devil's Orchard del disco que para algunos sigue siendo polémico, Heritage, el cual revitaliza la pasión de Åkerfeldt por lo clásico. Siguió I Feel The Dark del mismo álbum, el cual tuvo gran peso en la noche pues de el se desprendieron otros cortes como Folklore, la cual celebró su país de origen, Suecia, con luces que reflejaron en lo alto los colores azul y amarillo; The Lines In My Hand y Slither fueron los que complementaron el período que acaba de iniciarse con Heritage; Slither fue dedicada al inmortal Ronnie James Dio, en quien se pensó al momento de componer el tema.
Opeth tampoco dejó de lado la agresividad, de hecho esta se impregnó en la que cerró, The Lotus Eater, una que en la primera noche no se deleitó a la par de otras que si repitieron como Deliverance, The Grand Conjuration y The Drapery Falls, todas ellas épicas, extensas y las que glorificaron la guturalidad de su intérprete. Mención aparte al guitarrista Fredrik Åkesson, quien fungió como orquestador de solos e instantes de regocijo en las seis cuerdas.
De una forma más discreta pero demoledora estuvieron el baterista Martin Axenrot y el más nuevo miembro, el tecladista Joakim Svalberg. El primero, a diferencia de su anterior visita a México, se lució en un kit de batería sobrio con un solo bombo, fiel a la tendencia que manejan en Heritage, sin embargo eso no lo detuvo en las canciones más acojonantes. Svalberg se desenvolvió de forma reservada pero cada que podía se levantaba con los míticos cuernos en ambas manos como símbolo de poder.
El genio de Åkerfeldt, como así se denominó sobre el entarimado a manera de broma y modestamente, se dio el tiempo para presentar a cada uno en el grupo sin dejar de lado al uruguayo Martín Mendez, el cual meneaba lentamente su cabellera en aquellas que lo merecían, como fueron las pausadas Burden de Watershed (2008), y otras de textura magnífica como Harvest del hímnico Blackwater Park (2001) y Windowpane, composición proveniente de Damnation (2003).
La noche por desgracia para nosotros terminó y Opeth continúa ahora hacia Sudamérica. Nadie, y casi puedo asegurarlo, salió insatisfecho tras dos noches jubilosas y enardecidas; Opeth constata día a día que un lugar en la grandeza está apartado para ellos, por lo menos así lo dieron a entender aquí.
SETLIST
The Devil's Orchard
I Feel The Dark
Burden
Slither
Harvest
Windowpane
The Lines In My Hand
Folklore
The Drapery Falls
The Grand Conjuration
Deliverance
ENCORE
The Lotus Eater
—
SETLIST (Marzo 24)
The Devil's Orchard
I Feel The Dark
Face Of Melinda
Slither
Credence
To Rid The Disease
Folklore
Heir Apparent
The Grand Conjuration
The Drapery Falls
ENCORE
Deliverance