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Fear Factory – Mechanize

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Por Pablo Barrios

Fear Factory
Mechanize

Candlelight Records

Matar o morir, eso sería en pocas palabras lo que Fear Factory quiere dar a entender con este nuevo proyecto titulado Mechanize. Con la vuelta de Dino Cazares después de varios años en las cuerdas, la contratación de Byron Stroud (Straping Young Lad, Zimmers Hole) en el bajo y de Gene Hoglan (Death, Dark Angel, Strapping Young Lad) en la batería, reemplazando a Raymond Herrera, Fear Factory se convirtió nuevamente en un supergrupo de estrellas en la escena industrial.

A pesar de los problemas con los integrantes pasados y unos discos que no habían llenado la expectativa, como lo fue Transgression, con los problemas legales todavía por el nombre de la agrupación y con una estructura moderna, ésta maquinaria musical vuelve a atacar como en tiempos de los clásicos Soul of a New Machine (1992) y Demanufacture (1995).

Los estadounidenses no se dieron por vencidos y retornan como una máquina compacta, asesina y avasallante en este proyecto que les devuelve toda la gloria. Con un arte de portada austero pero contundente como nos tienen acostumbrados, muy similar a sus últimas obras, Mechanize envuelve toda la furia en tan solo diez canciones que no dan respiro, realmente sorpresivo por ese lado, mucho más directo y rápido y no tan melódico como son las obras Archetype y Obsolete, mientras que la agrupación se luce como nunca, sobretodo por Burton C. Bell que en cada palabra que canta y escupe se le nota aguerrido y con toda la inspiración encima.

Mechanize suena compacto por una sola razón, ninguna canción puede funcionar sin la otra, desde que abre el CD con el tema que da nombre que al disco, van para adelante sin perder paso durante toda la entrega, sin interrupciones, sin fallas y siendo un arsenal de riffs gracias a las composiciones de Dino, que suenan como todo el mundo los estaba esperando y eso se pudo apreciar en la respuesta absoluta y positiva del primer sencillo que se colgó en Internet, Powershifter.

En general sobresale toda la producción gracias a la entrega de la banda donde se aprecia que aman lo que hacen, Industrial Discipline, Fear Campaign. Christploitation, te rompe la cabeza a puro machaque, riff, sample y gritos en una conjunción sonora. En Controlled Demolition se nota la influencia que tiene Byron Stroud y Gene Hoglan en la formación inédita donde se percibe un sonido al más estilo de Strapping Young Lad en ciertas partes; en Metallic Division se da la introducción a Final Exit que cierra como tiene que ser, la canción melódica de todo el LP, llena de carga emotiva como fue Resurrection en Obsolote donde hay pasión, corazón y emoción.

Hubo que esperar más de cinco largos años desde su último trabajo de estudio para poder decir que Fear Factory está otra vez en las ligas grandes, se les nota confiados y contundentes haciendo de Mechanize un clásico instantáneo, colocándolo en los primeros puestos de su discografía. Lo único que se puede decir es que con la nueva alineación, el conjunto es una máquina asesina y es ahora cuando están dispuestos a matar a cualquiera que se les interponga en el camino.


1349 – Revelations Of The Black Flame

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Por Antonymous Ayala

1349
Revelations Of The Black Flame

Candlelight Records

Unos alaridos espeluznantes abren la última grabación de los noruegos 1349 comandados por Ravan, así presentan Invocation como inicio de su cuarto disco, Revelations of the Black Flame, luego que en el 2005 editarán el exitoso Hellfire.

Como era de esperarse, alrededor de esta nueva obra se generó una gran expectativa para ver si se lograba repetir la genialidad de su música. El inicio es un corte lento, denso y oscuro, plagado de un ambiente cavernoso, acorde con la imagen ennegrecida y ensangrentada de sus dos portadas, tanto la del rostro humano como la edición especial con su viscosa escalinata; luego viene Serpentine Sibilance y continúa el medio tiempo, los riffs de Archaon y Seidemann arrastrándose en cada compás, acompañados por la batería de Frost (Satyricon) al parecer amenazado de no acelerar la marcha, sino hasta el final donde comienza la rapiña que los hiciera famosos. Y en Horns regresa la pausa, el ambiente fúnebre de un trance instrumental, que es repetido en Misanthropy y al final con Solitude y At the Gate. ¿Es acaso la nueva propuesta de 1349?

En la mezcla intervino el conocido embajador del metal Tom G. Fischer (Hellhammer, Celtic Frost, Triptykon), tal vez su influencia dirigió esta nueva faceta de los noruegos, aunque él mismo ha declarado que su única participación fue para grabar la guitarra y bajo en Set the Controls for the Heart of the Sun.

Un corte que podría simbolizar el puente entre los trabajos anteriores de la banda, con este nuevo producto es Uncreation, que a pesar de un inicio lánguido, al minuto y medio se presenta un cambio de ritmo con una batería más versátil, que a manera de estrofa-coro, se va repitiendo la fórmula para que al final se descomponga en una descarga de black metal puro, con el solo desenfrenado que agoniza junto con el desenlace de la canción.

Mención aparte merece el cover Set the Controls for the Heart of the Sun, poco usual en este género de metal extremo rendirle honor a Pink Floyd, con una rola que viene en su segundo álbum titulado A Saucerful of Secrets (1968), y que desde esa época la pieza fue reconocida por su atmósfera más oscura y menos psicodélica.

El booklet se encuentra entintado en un material tan denso y carmesí que prácticamente es imposible leer las letras y conocer más detalles técnicos del disco. Un extra digno de señalar en la edición especial, es el disco en vivo titulado Works of Fire, Forces of Hell, que incluye 6-tracks-6 clásicos como Chasing Dragons, I am Abomination y Manifest. Fue grabado en vivo en el recinto Kolinsborg en Estocolmo, Suecia, el 3 de diciembre de 2005, al final de la gira europea Hellfire y como ellos mismos señalan, este es uno de los últimos conciertos con la alineación original de la banda y se llevó a cabo frente a 18 suecos, un mexicano borracho y una puta alemana.

El black metal siempre ha estado impregnado de polémica y este álbum no será la excepción, los detractores seguramente se rasgarán las vestiduras exigiendo la velocidad de antaño y la defenestración del estúpido título “true-norwegian-black-metal”, mientras que los escépticos o liberales intentarán descifrar el significado de este álbum. Me atrevo a opinar que no se puede pecar de conservador con la banda, es un hecho que al menos Maggot Fetus… Teeth Like Thorns rescata el sentimiento de pandillerismo y black metal crudo que los caracteriza; sin embargo, basándose en el título literal del disco, las revelaciones de la flama negra implica precisamente eso: una manifestación de una verdad secreta u oculta, luego entonces, lo que 1349 presenta en su álbum es black metal, no hay duda, pero infestado por un sentimiento drone, que por momentos se escucha monótono, con acordes sostenidos que generan una atmósfera somnolienta. Es posible creer que en Revelations of the Black Flame los noruegos se encuentran poseídos por el demonio de bandas como Earth, Sunn O))) o Boris. Un álbum endiablado solo apto para zombies de mente abierta, adictos al género del entumecimiento.


Drudkh – Lebedynyy Shlyakh (The Swan Road)

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Por Antonymous Ayala

Drudkh
Lebedynyy Shlyakh (The Swan Road)

Season Of Mist

Drudkh, el “bosque” de acuerdo a su traducción del sánscrito, la antigua lengua muerta, es una banda procedente de Ucrania en la vieja Europa Oriental. En 2005 editaron su tercer larga duración titulado Lebedynyy Shlyakh (The Swan Road), mismo que la banda ha considerado como una de sus más grandes obras, tanto que tuvo una segunda re-edición en 2008 a través de Eisenwald Records y este año, Season of Mist nuevamente lo produce y remasteriza con una portada diferente, en un intento por darle mayor fuerza a la música, esfuerzo que no logra alcanzar el resultado.

Desde sus primeros acordes en 1648 (año que inició la guerra del pueblo ucraniano contra la dominación de Polonia y Lituania), con ausencia de coros y batería, Drudkh inicia la introducción a su propio black metal, orientado por un ambiente folk que lo conserva entre el sinfín de bandas que emplean estos mismos elementos, sin alcanzar una personalidad que lo destaque del común denominador. La segunda pieza Eternal Sun estalla en un ritmo acelerado, interrumpido al segundo minuto por una atmósfera acústica, este pasaje permite la entrada de todos los instrumentos y las vocales de Thurios, guturales pero entendibles, donde el punto en contra es el tono monótono de su voz, del que no se sale en toda la grabación, lineal y carente de sentimiento. Esta fórmula es repetida en The Price of Freedom y Fate.

Blood, comete el error de asemejarse demasiado al clásico Alma Mater de Moonspell, un riff que evidencia la temática general de esta producción: una falta de creatividad en la composición de las canciones, en este sentido el trabajo de la batería resulta otro de los elementos débiles, porque se reduce a un simple acompañamiento básico y elemental, restándole al mínimo la intención de poder en las canciones.

Otro hecho bélico de la historia de Ucrania, se conmemora en Glare of 1768 (año que marca el inicio de la guerra donde Rusia finalmente se apoderó de su territorio), tal vez la única canción realmente decente y rescatable que conserva un ritmo épico en la vena de los himnos creados por Bathory, con excepción de la voz que de nueva cuenta va entorpeciendo la composición musical. El contraste con el listado de las rolas, pero también predecible, es Song of Sich Destruction, cantada en su idioma natal sostenida por una guitarra acústica absolutamente folclórica.

A pesar de que el material es mediocre, se puede reconocer el trabajo del guitarrista Roman Saenko para la ejecución de sus solos, que a pesar de no ser variada, se desglosan siempre en un ambiente nostálgico.

El resultado final de este álbum es bastante flojo y monótono. A pesar de los escasos momentos destacables que se reseñan, en lo personal suena insípido, simplista y en definitiva la banda debería enfocarse en desarrollar sus propios elementos y dejar de querer vivir con lo que solamente ellos consideran viejas glorias.

Novembers Doom – Into Night’s Requiem Infernal

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Por Juanito el del Demo

Novembers Doom
Into Night's Requiem Infernal

Metal Blade

La banda de Chicago Novembers Doom, exhibe en su nombre el estigma del estilo que han abanderado; efectivamente, en el género del doomdeath, el grupo liderado por el vocalista Paul Kuhr lleva alrededor de dos décadas abriéndose camino por la fuerza en un terreno dominado principalmente por los europeos.

Desde su formación, Novembers Doom no ha podido conservar la misma alineación durante dos álbumes consecutivos, siendo Kuhr el único miembro original; sin embargo, uno a uno, ha ido encontrando integrantes de primer nivel que han llevado a la agrupación a un siguiente peldaño, dejando atrás buena parte del estilo lento y denso clásico del doom, así como las voces femeninas que normalmente acompañan al subgénero, para ir forjando un estilo propio, desarrollado notablemente a raíz de la conjunción de los guitarristas Vito Marchese y Larry Roberts en The Pale Haunt Departure de 2005 y consolidado en The Novella Reservoir de 2007. Con esta dupla, el conjunto salió ganando en términos de composición y vitalidad, sin perder el toque de honda decadencia gótica que imprimen las letras de Kuhr y que arrastran las emociones del escucha hacia el mismo infierno, justo desde donde se asoma Into Night’s Requiem Infernal —que junto con los dos discos anteriores conforma precisamente la trilogía que la banda ha realizado para The End Records.

El lanzamiento del séptimo disco de Novembers Doom, aconteció el séptimo día del séptimo mes de 2009. La producción es realizada por el bajista Chris Wisco, quien arribara en 2007 y que constituye otra de las grandes inclusiones en el grupo; no obstante, en el proceso de grabación la cereza en el pastel fue agregada con la mezcla del prolífico sueco Dan Swanö —multi instrumentista fundador de bandas como Edge of Sanity, Pan.Thy.Monium y Bloodbath—, quién además de su gran experiencia, viene a evidenciar el interés de Novembers Doom por el sonido de las agrupaciones europeas. El resultado son ocho canciones de manufactura agresiva pero con una especial atención en la melodía, apoyadas en cambios de voces contrastantes, y pasajes instrumentales de gran imaginación; un buen ejemplo de esto es A Eulogy for the Living Lost, tema en el que las partes con voces limpias están acompañadas de guitarras eléctricas y las guturales de guitarras acústicas, gracias a lo cual la energía se mantiene siempre constante. Anímicamente, los dos extremos de la amplia gama de sonidos que integran Into Night’s Requiem Infernal se localizan, en su lado más agresivo, en la violenta pieza titular, de amenazante ambiente death, ensombrecida por nubes negras que devoran la luz mientras la lluvia encubre el olor a muerte, mientras que el momento más inalterable es la melancólica The Fifth Day of March, acerca de un amor perdido —seguramente algún cinco de marzo— y que, simbólicamente, es la única letra impresa sobre fondo blanco en el libreto. Destacan también los arreglos instrumentales de Empathy’s Greed, que la transforman de acústica a sinfónica y viceversa, a lo largo de sus seis minutos de duración.

Si bien Into Night’s Requiem Infernal pretende mostrarnos la podredumbre que nos rodea y lo malo que tiene el ser humano, existe un cierto anhelo de reconciliación, paradoja que conceptualmente se emparenta con los contrastes musicales, exaltados por sus memorables estribillos. Parece que Novembers Doom ha encontrado su punto de equilibrio, esperemos que a pesar de localizarse en el otoñal mes que anuncia el final, aún tengan mucho que ofrecer.

Six Feet Under – Graveyard Classics 3

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Por Pablo Barrios

Six Feet Under
Graveyard Classics 3

Metal Blade

Con la salida de la primera entrega de covers de Six Feet Under, Graveyard Classics, se podía reconocer las buenas intenciones, pero con la brutalidad del cantante Chris Barnes (ex-cantante de Cannibal Corpse) uno no podía dejar de pensar y escuchar como trituraba y destruía los temas uno por uno sin permitir apreciarlos. Es lamentable porque lo de Barnes es muy curioso, con su ex-banda fue creativo y con letras que iban mas allá de lo extremo, pero con algo de lógica y con el uso de palabras más cuidadas, se le tenía cierta admiración y respeto. Con estos lanzamientos se esta cavando su propia tumba, ¿será porque estará cansado, porque ya esta viejo o será porque ya ha tomado mucho ácido que cada vez es menos tolerable su voz? Puede ser una leyenda en el underground pero alguien le tiene que decir que deje de hacer covers y empiece a cantar sus propios temas nuevamente, que editen algo más exclusivo y haga algo más creativo como lo son sus ultimas entregas, 13, Commandment y Death Rituals.

De Graveyard Classics es curioso que la canción que más llamó la atención fue TNT de AC/DC, por ese motivo, repitiendo la fórmula del éxito, en Graveyard Classics 2 fueron tracks exclusivamente de AC/DC. Después del rotundo fracaso y las malas criticas decidieron volver por más y en la tercera entrega, la lista de los temas es magistral, alucinante, tal vez es la mejor selección que se haya escuchado de una agrupación haciendo tributo a otros, sólo que hay un problema mayor, y ese problema se llama nuevamente Chris Barnes.

Musicalmente por primera vez en la historia de Six Feet Under uno los podría llamar sublime, muy parecidos a los temas originales, sobretodo hay que hacer hincapié a la versión que hacen de The Frayed Ends of Sanity de Metallica que es perfecta (musicalmente hablando siempre) ,salvo por el trabajo de Chris que está fuera de lugar, como en la canción A Dangerous Meeting de Mercyful Fate, no se le entiende ni una silaba de alguna palabra que esté cantando.

La selección es buena, At Dawn They Sleep (Slayer), – Metal On Metal (Anvil),- Destroyer (Twisted Sister), Snap Your Fingers, Snap Your Neck (Prong), y la producción también es sobresaliente, rescatando el trabajo de guitarras entre otras cosas.

Estas tres obras de Six Feet Under, dejando lo musical, simplemente va a hacer una anécdota de como se hizo esta trilogía a pasar desapercibida a través de los años quedando como los peores covers que se hayan hecho alguna vez en la historia de la música.

Helloween – Unarmed – Best Of 25th Anniversary

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Por Pablo Barrios

Halloween
Unarmed – Best Of 25th Anniversary

SPV Music

Helloween siempre se ha caracterizado por ser una de las pocas agrupaciones divertidas dentro de la escena con líricas positivas en general. Buscando un optimismo a cada instante, los integrantes han sabido hacer de toda su carrera una legacía, artífices de todo un género tan importante como es el power metal. Después de 25 años de trayectoria, decidieron rendirse tributo reversionando las canciones mas famosas y apareció Unarmed – Best Of 25th Anniversary, que por desgracia, siendo un trabajo de aniversario, deja mucho que desear por varias cuestiones. Aunque haya buenos intentos no cumple con la función que debería.

Todas las versiones originales superan ampliamente a lo que vamos a encontrar en este trabajo, al escucharlo uno se pregunta si hubiera sido mejor hacer interpretaciones acústicas como lo intentó una vez el ex-vocalista Michael Kiske, antes de tanta producción de por medio.

Sonidos de jazz, swing, orquestaciones, baladas y canciones épicas, se ubican dentro de un combo defectuoso de sus los integrantes canciones reversionadas faltas de corazón y entrega, termina siendo sólo una broma. Lo más increíble es que el vocalista Andi Deris no está a la altura de lo que tendría que ser con una voz cada vez mas chillona, mientras que la agrupación en conjunto hace un trabajo soberbio.

La trayectoria de los germanos se ha visto llena de altibajos y con una relación de amor-odio a sus seguidores. Es probable que Unarmed quede en el olvido muy fácilmente, salvo por el tributo que le hacen a su famosa trilogía titulada The Keeper’s Trilogy (Halloween, Keeper of The Seven Keys & King Of 1000 Years – Medley).

Apoyándose mas que nada en las baladas como A Tale That Wasn’t Right, Forever & One y If I Could Fly, pareciera que hacen lo correcto, son el punto fuerte de todo el tributo siendo sutil y consistente en líneas generales, pero con sus mayores clásicos que generalmente son rápidas, como Dr. Stein, Future World, Eagle Fly Free y I Want Out, parece una broma muy pesada y difícil de digerir cada vez que intentamos escucharlo; lo más difícil es apreciar When The Rains Grows, una hermosa obra de Master of The Rings triturada sin piedad dejándola muy atrás como lo era su versión original.

Los dos trabajos menos apreciados de Helloween, Pink Bubbles Go Ape y Chameleon, quedaron en el olvido por algunos pocos, pero superan ampliamente por mayoría a esta nueva producción que va por el mismo camino. Hubiera sido más divertido y más sorpresivo que visiten su viejo catálogo y empiecen a desenfundar esas canciones llenas de polvo, antes de hacer de un sentimiento de nostalgia y melancolía algo divertido.

Los seguidores que siempre han estado con Helloween, este proyecto lo van a odiar, los seguidores que le han prestado atención de vez en cuando no lo van a entender, y los que recién empiezan a escucharlos van a quedarse confundidos.
Más que un regalo para sus fanáticos, parece que es tan sólo es un mero intento de complacerse a ellos mismos tratando de alejarse de la música que los llevo a la fama

Immortal – All Shall Fall

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Por Antonymous Ayala

Immortal
All Shall Fall

Nuclear Blast

El álbum All Shall Fall de Immortal, un evento esperado por las hordas devotas al black metal. Desde el 2003 en que anunciaron su separación, la esperanza nunca se apagó, pasaron un par de años hasta que el Wacken Open Air de 2007 los anunció como cabeza de su impresionante cartel, siendo la banda que en esa ocasión utilizó más equipo de audio para reventar la noche ante una audiencia de varias decenas de miles de fans.

Después de tan exitosa presentación en Alemania era evidente que el trío de bestias noruegas conformado por Abbath (voz, guitarra), Apollyon (bajo) y Horgh (batería), trabajaran en un nuevo CD.

2009 y el otoño de septiembre fueron elegidos para editar All Shall Fall y de la mano del productor Peter Tägtgren (Hypocrisy, Pain) eligieron siete cortes para el regreso tan esperado de esta leyenda en el mundo del metal extremo, con un sonido pulido y claro.

Son íconos, no hay duda, conservan aún el maquillaje, vestimenta, armas y esa postura bestial que los caracterizó desde sus inicios, hace casi dos décadas. Immortal no es una etiqueta como señalan sus detractores, es una marca dentro del black metal, con características propias e inconfundibles tanto en su espectáculo de explosivos, vómito de fuegos, presencia y gruñidos aguardientosos que los distingue.

Frialdad, es algo que se transmite desde la portada, el arte interior y principalmente la música, eso evoca el álbum desde la introducción ambiental que se interrumpe por la entrada de los primeros acordes en la primera rola. Una concatenación perfecta a su anterior álbum Sons of Northern Darkness (2002) con un ritmo veloz, machacante y el compás cuadrado. Acompañados por la batería contundente y marcada al tiempo que se recitan los versos bélicos escritos por Demonaz, el miembro oculto de la banda, que a pesar de su incapacidad física, aún continúa aportando su creatividad en la lírica de todas las canciones del disco, dando testimonio de su devoción a la luna, las montañas, la muerte y la guerra, los particulares jinetes del apocalipsis para Immortal, en rolas como All Shall Fall, The Rise of Darkness y Arctic Swarm.

La rabia del black metal noruego, del que no pueden desligarse por completo se escucha en Hordes to War, un corte agresivo e intenso de principio a fin, sin piedad alguna… “chaos and fire to defeaning sounds”. El lado épico, de himnos portentosos se puede distinguir en Norden on Fire o Mount North, con esos pasajes más lentos sin perder ese tono de oscuridad que los caracteriza. El artista noruego Are Mundal aporta el intro sinfónico, un breve pasaje ambiental congelado para Unearthly Kingdom, el cierre del álbum, que antes del minuto se enturbia con uno de los riffs más gloriosos del disco, siendo la pieza más extensa y catatónica.

Un álbum que carece de brillantez técnica o de composiciones enredadas. Es simple, crudo pero directo como un escopetazo en la frente. Sin temor o duda, se merece un lugar en toda colección, como una de las mejores obras del 2009. Immortal no se reinventa, hace lo que sabe hacer y lo hace a toda madre.