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Trident – World Destruction

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Por Antonymous Ayala

Trident
World Destruction

Regain Records

Escuchar a un exponente de metal procedente de Suecia es cotidiano; sin embargo exportar una banda de primer nivel no resulta sencillo. En esta ocasión lo intenta Trident con su álbum debut, World Destruction.

La agrupación está conformada por miembros con amplia experiencia en bandas legendarias. El frontman es el guitarrista Johan Norman (Soulreaper, Dissection, Decameron) quien para crear esta prometedora máquina de guerra, se unió a Tobias Sidegård, enfermo vocalista quien estuvo en gira con Therion durante los días del Theli (1996) y prestó sus fauces en toda la discografía de Necrophobic, excepto su álbum debut. De esta banda sueca, viene el bajista Alex Friberg. La guitarra líder corresponde al hasta ahora desconocido Ewo Solvelius, quien por cierto, resultó ser un increíble genio para componer riffs que combina la contundencia del death sueco con algunos destellos de black metal crudo. Por si estas referencias fueran pocas, en la grabación intervinieron como ingenieros de sonido Andy La Rocque (King Diamond) y Nico Elgstrand (Entombed).

La decena de piezas logran una estructura armónica en su conjunto. Desde la introducción con The Trident se genera una ansiedad por conocer el sonido creado por músicos con el historial de los integrantes y los genios de la grabación.

Del álbum se aprecian dos estilos muy bien definidos, por un lado el extremo pesado de Jaws of Satan (Spawns of Hell), Stockholm Bloodbath y World Destruction, soportadas con una batería centellante de Jonas Blom (Grief of Emerald), todo un espanto con riffs poderosos e infernales, expulsando rabia e inclemencia a través de una tormenta de ‘blast beat’, acompañados por guitarras punzantes que abren el apetito. De inicio contundente, veloz, preciso e impecable. Estas rolas están esparcidas a lo largo del tracklist, para mantener la versatilidad de la propuesta que por momentos me recuerda al épico Riders of the Apocalypse (2004) de su compatriotas Demonoid.

La interpretación más técnica es el otro extremo de Trident, velocidad trepidante, sin misericordia, con un coro pegadizo que se repite en Nemesis. Junto con este corte, también aparecen Black Velvet Wings y Slaves to Anguish, toda una suculenta muestra del death metal europeo, la ejecución es fina y rítmica: coño, sueco hasta la madre.

Luciferian Call es la pieza que tal vez suene más técnica, sin por ello creer que se reduce el vigor del álbum, de hecho, su enlace resulta perfecto con las rolas anteriores, seguida por Blackened Souls una de las canciones más breves del álbum, en donde se puede redescubrir la calidad para componer una pieza instrumental con la marca del metal sellada a fuego. El cierre de World Destruction le corresponde a Mephisto con su comienzo acústico que deriva en una balada instrumental en donde se destaca el impresionante solo en manos de Solvelius.

Álbum debut, que cumple cabalmente como propuesta del explotado death metal sueco, pero con rostro personal que lo hará distinguirse de las hordas escandinavas. La destrucción mundial que ofrece Trident desde la Europa del Norte no dudará en desbaratar a los escuchas de esta parte del mundo, como se refleja en el diseño apocalíptico de la portada, a cargo del talentoso artista brasileño Marcelo Vasco (Belphegor, Ov Hell).